Home run presidencial

Home run presidencial

marzo 5, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Un área que tradicionalmente llama poco la atención en el análisis político son los deportes. Chistoso, porque abarcan gran parte de la vida de muchas personas y en muchos países son parte crucial de la educación obligatoria; comandan miles de millones de dólares en inversión pública y eso se ve reflejado en atractivo turístico, de inversión y de empleo. Lamentablemente, ese no es nuestro caso. Y no, la nueva política presidencial para promocionar un deporte no va a cambiar eso.

No me entiendan mal, no tengo nada en contra del béisbol; de hecho, me gusta y lo jugaba de niño. Y sé que es un deporte popular en varios estados del país y además uno de los pocos deportes en los que los mexicanos destacan a nivel internacional de forma regular; pero el béisbol no es ninguna panacea, es simplemente un deporte más, como muchos otros. Lo que está mal es que busque promocionarse para satisfacer un capricho del Presidente.

De nuevo, no está mal que al Presidente le guste el béisbol, o cualquier otro deporte; pero AMLO es el primer Presidente en la historia del México contemporáneo que crea una oficina (parte de la Presidencia de la República) con empleados de tiempo completo y cientos de millones de pesos de presupuesto para promocionar un deporte, por la simple y sencilla razón de que a él le gusta. López Portillo, Salinas de Gortari, Fox, Calderón y EPN no hicieron oficinas en la Presidencia para promocionar la natación, la equitación, las carreras de resistencia, la Formula 1 o el golf; vaya, ni siquiera el futbol, que es el deporte más popular en el país.

La política deportiva mexicana depende de instituciones con objetivos específicos, destinadas a la promoción del deporte en general, de todas las disciplinas; pero de nuevo, el señorpresidente le dio esquinazo a las instituciones y se fue por la tangente, creando su oficina aparte, con dinero aparte. Es hasta risible que la titular de la Conade, Ana Gabriela Guevara, haya salido a decir que no se favorecerá al béisbol por sobre otros deportes. Ciudadana (porque ni licenciada es), disculpe usted, pero el béisbol tendrá, para él solito, un presupuesto equivalente a más del 15% del asignado para todas las demás disciplinas deportivas. ¿Y por qué? Pues porque le gusta al Presidente.

El dinero no es mucho. Los efectos serán limitados. Hay cosas más importantes. Todo eso es cierto. Pero lo preocupante es que muestra un cambio en los fundamentos del proceso de toma de decisiones. Ya no hay métricas, ni criterios objetivos. No se ha presentado ningún criterio de costo beneficio que justifique al béisbol como la mejor opción para la integración social, la promoción turística, ni la atracción de derrama económica.

Otros eventos deportivos, como la Formula 1, fueron descartados bajo el argumento de que son “fifís” y no benefician a la mayoría de la población, a pesar de que traen a decenas de miles de turistas y miles de millones de dólares por año. El único criterio para elegir al béisbol como la prioridad deportiva es que, pues, al Presidente le gusta y él cree que es el mejor deporte para la sociedad mexicana.

Y si la política deportiva va a depender de caprichos, ¿qué nos dice que otras áreas del gobierno no lo hagan? Igual y al Presidente le parece bien no procesar a algún corrupto, porque, pues, le cae bien o porque ya se redimió. Igual y el Presidente decide construir algo porque, pues, le gusta el diseño. O igual y el Presidente basa su política exterior también en sus preferencias personales. Usted dirá. De lo que no cabe la menor duda es que Probeis le metió otro home run a la democracia mexicana.

Christian Wagner

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