¿Va en serio la austeridad republicana?

¿Va en serio la austeridad republicana?

abril 30, 2019 Desactivado Por La Opinión de

El pasado 26 de abril, el subsecretario para América del Norte de la Cancillería, Jesús Seade, publicó en redes sociales que coincidió en un vuelo con el actor Diego Luna, con la respectiva foto del encuentro. En la foto se puede ver que viajaron en primera clase. Vale la pena preguntarse: ¿cómo alguien tan cercano al Presidente y quien seguramente conoce el discurso de austeridad del gobierno, vuela en primera clase y no en clase turista, como el propio Presidente? Esto llama la atención en el marco de las discusiones de la Ley de Austeridad Republicana en el Congreso.

Según la exposición de motivos del proyecto de ley, “La austeridad permitirá erradicar el conjunto de excesos que la clase política se había agenciado y realizar los principios constitucionales de economía, racionalidad, honradez y transparencia en la asignación y el ejercicio de recursos públicos”. Entre otros aspectos, en el artículo octavo del proyecto se señala que “Queda prohibida la adquisición de boletos de viajes en servicio de primera clase o equivalente”. ¿Tendrá que haber una ley que impida a los funcionarios comprar boletos para volar en primera clase a fin de que dejen de hacerlo? ¿No será que uno esperaría que los funcionarios de este gobierno estuvieran, desde el inicio, comprometidos con la austeridad que promueve el Presidente?

Ahora bien, ninguna ley podrá impedir que los funcionarios paguen con su dinero la diferencia, para subir de categoría en los vuelos que realicen. Pero, en un gobierno que se dice austero, ¿es moralmente aceptable que sus funcionarios lo hagan?

La iniciativa, presentada en el Congreso, en materia de austeridad va a afectar a los mandos medios del gobierno federal. Según información publicada por El Universal, se pretenden desaparecer todas las direcciones generales adjuntas creadas después del año 2001, lo que sin duda será un duro golpe no solo para la economía de miles de familias, sino en los procesos de toma de decisión y en la responsabilidad que asumirán los niveles de dirección de área. Responsabilidades que no se comparan con el sueldo que recibirán.

Por otro lado, son solo los altos funcionarios (directores generales, subsecretarios y secretarios de Estado) quienes viajarán cómodamente cuando tengan que ir a alguna comisión. Los mandos medios generalmente terminan poniendo de su dinero para completar los gastos, de salir de viaje por motivos laborales.

En mi paso tanto por la Secretaría de Relaciones Exteriores, como por la Secretaría de Gobernación, era normal que, en cada viaje, por avión o carretera, tuviera que poner dinero de mi bolsillo para pagar desde casetas y hasta hospedaje, porque los viáticos no eran suficientes. Claro que los niveles más altos del gobierno cuentan con recursos de un fondo revolvente para gastos diversos y los cuales no están sujetos a comprobación. Ese fondo, por ejemplo, no se ve afectado por la Ley de Austeridad Republicana.

Finalmente, en cuanto a la eliminación de choferes y asesores, es muy fácil darle la vuelta, ya que una cosa es la función que tengan y otra la plaza asignada. Es decir, pueden tener plazas de enlaces, pero ejercer de choferes o asistentes; lo mismo para asesores, les pueden dar plazas de directores o subdirectores, pero ejercer como asesores.

Ricardo Solano Olivera, MSc.

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