¿La “mano santa” de la austeridad?
julio 11, 2019En muy poco tiempo México ha quedado muy lejos de ser tocado por la conocida “mano invisible”, aquella metáfora acuñada en el siglo XVIII por el filósofo y economista escocés Adam Smith, que argumentaba que la economía de un país es una maquinaria que se autorregula con base en las leyes del libre mercado, para alcanzar el bienestar social. Ahora, nuestro país es acariciado por la “mano santa” de la austeridad, que tanto promueve la cuarta transformación, sin embargo, ¿en verdad fomenta la prosperidad?
Mucho más allá de cualquier teoría y técnica económica, los primeros resultados de la “cuasisantificada” austeridad republicana, pueden verse, medirse y palparse todos los días. A continuación, algunos ejemplos:
- Los intentos por suprimir a la Policía Federal para integrarlos a una Guardia Nacional, sin mando civil y sin una estrategia de seguridad ciudadana clara, denota recortes presupuestales, pero, sobre todo, ignorancia con respecto al combate al crimen; mientras se ponen de acuerdo, mexicanos siguen matando a otros mexicanos.
- Los recursos suprimidos en el sector salud se han transformado en escasez de medicinas y poco margen de maniobra para una adecuada operatividad en diversos hospitales públicos; mientras tanto, hay mexicanos que mueren por falta de atención oportuna y de calidad.
- El ánimo del Presidente Andrés Manuel López Obrador por emprender un mítico combate a la corrupción con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, en Texcoco, se convierte en despilfarro, en un mero capricho presidencial sumamente improvisado como el de Santa Lucía; mientras tanto, la posibilidad de convertir al país en un punto de conexión con el resto del mundo y, por lo tanto, mover a la economía mexicana a través del turismo e incontables viajes de negocio con oportunidad de inversión, está suspendida.
- Los recortes presupuestales en materia educativa y el desarrollo de la ciencia se convierten en programas gubernamentales como “Jóvenes Construyendo el Futuro”, en el que, literalmente, se regalan 3,600 pesos mensuales a una mayoría de jóvenes poco interesados en trabajar o alcanzar su máximo potencial en el plano laboral; mientras tanto, hay millones de personas en busca de un empleo digno sin querer estirar la mano.
Por otro lado, resulta extrañamente paradójico que, aunque un 66% de la población apruebe la gestión de López Obrador, únicamente 26% respalda su desempeño en materia de seguridad pública, así como en salud; el 23% son optimistas con respecto a la economía; el 19% apoya su estrategia para combatir la corrupción y sólo el 32% avala positivamente su desempeño en educación (fuente: El Financiero).
Con base en lo anterior, se observa que la enaltecida austeridad, en realidad está costando miles y miles de millones de pesos, pero peor aún, le cuesta bienestar social a México. Si ese es el saldo que lleva la cuarta transformación, a un año de haber ganado las elecciones, ¿en cuánto saldrá la cuenta al final del sexenio? En realidad, no es la “mano santa” de la austeridad la que mece al país, sino la “mano negra” de las dádivas.
Bernardo Ramírez López
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