¿El fracaso de la política institucional?
julio 14, 2019La política española, en su actual periodo democrático, se ha caracterizado porque la gran mayoría del poder institucional se repartía entre dos partidos políticos: PP y PSOE. Sin embargo, la crisis económica de 2008 y, posteriormente, la crisis política llevó a un escenario en el cual los nuevos partidos políticos rompieron el sistema bipartidista que llevaba funcionando los últimos 30 años.
El sistema político español tiene sus bases en la democracia parlamentaria y con dos partidos que se repartían gran parte de la representación institucional, no tenían mayores dificultades para alcanzar el poder de los diferentes niveles de gobiernos en España: alcaldías, diputaciones, autonomías y el gobierno nacional. Sin embargo, esto ha cambiado los últimos años con la irrupción de nuevas fuerzas de distinto corte político, en las que ha confiado mucha gente debido a su hartazgo hacia los partidos tradicionales.
En este nuevo escenario político-institucional, la ciudadanía española ha elegido diversas opciones políticas, sin darle a ninguna opción partidista una amplia mayoría o mayoría absoluta, salvo contadas excepciones (Castilla-La Mancha y Extremadura), y los diferentes partidos que configuran la representación parlamentaria deben estar a la altura y llegar a acuerdos para poder gobernar. Ése fue el resultado de las elecciones generales de España el pasado mes de abril.
Por tanto, los partidos tienen la imperiosa necesidad de llegar a acuerdos entre ellos, como se los ha pedido la ciudadanía. El consenso institucional es básico en un sistema parlamentario multipartidista, pero los líderes o élites partidistas mencionan el concepto de consenso sin ningún tipo de atisbo de conocer el significado de la palabra. El PSOE como ganador de estas últimas elecciones tiene obligación, por mandato de la ciudadanía, y, luego, por la del jefe de Estado, el rey Felipe VI, la orden de formar gobierno. Es decir, el PSOE tiene que sentarse con otros actores políticos para conversar y negociar acuerdos programáticos y cargos públicos.
Es el PSOE quien debe tener, y de hecho tiene, la iniciativa para negociar un futuro gobierno, sin la necesidad de plantear la posibilidad de unas nuevas elecciones. Es más, cuando los militantes y simpatizantes del PSOE le pidieron la misma noche de las elecciones del 28 de abril a Pedro Sánchez: “¡Con Rivera No!”, entendían que un gobierno de coalición es la vía actual.
La ciudadanía ya ha expresado su voluntad, no se deben convocar unos nuevos comicios cuando el fallo es debido a la incapacidad de los dirigentes de los partidos para ponerse de acuerdo. Los problemas y diferencias que no han podido solucionar los representantes no se pueden trasladar a los representados. No se pueden pensar en clave partidista para favorecer los intereses de una fuerza política, antes que los intereses de un país. Si se convocan elecciones, por el fracaso de la política institucional, seguiremos inmersos en una crisis de la representación y, por ende, en una crisis política.
Me gusta el articulo, todo lo q se cuenta en él es real,…… añadiría q los políticos han pasado a ser un problema más q dar soluciones a los problemas