La evidente farsa de la lucha anticorrupción

La evidente farsa de la lucha anticorrupción

julio 19, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Uno de los problemas que más ha aquejado social y políticamente a nuestro país es el de la corrupción, un tema que va más allá de lo político, atreviéndome a decir que va desde el aspecto cultural.

En 2018, aunque desde antes, la sociedad mexicana, a través del derecho al voto, fue muy tajante y puntual en decirle a la clase política que estamos hartos de la corrupción; por ello, resultó ganador Andrés Manuel López Obrador, un político cuyo principal estandarte fue la lucha anticorrupción.

Y es que, a qué ciudadano no le parece maravilloso que se acaben los privilegios a todos los funcionarios federales, diputados, senadores, gobernadores y empleados del sector público, situación que por años se ventilaba e incluso, hasta cierto punto, era tolerada.

Finalmente llegó el 1 de julio de 2018, dónde la voluntad popular puso de manifiesto que el hartazgo de 80 años del PRI y los 12 del PAN, junto con su ola de corruptelas, tenía que terminar a la de ya; por lo que vieron en AMLO, junto con Morena, aquella luz o rayito de esperanza tan anhelado.

También el desencanto o desilusión de la democracia tomó un papel clave o fundamental en este proceso político, pues la gente ya está cansada de los políticos convencionales o de siempre. Sin embargo, el malestar social no dejó razonar ni analizar que el Presidente no es un externo o ajeno al sistema; ha vivido y se ha beneficiado del mismo por años, no es un empresario ni líder social al margen o apestado, sino en ciertos momentos de su trayectoria fue beneficioso para el mismo sistema político mexicano.

Independientemente de que representa un político más, mucha gente depositó su confianza y esperanza en torno a él; tristemente hoy vemos que sus ya lejanas promesas de acabar de tajo con la corrupción, cada vez se ven irrealizables; si bien es imposible que pueda solucionar un problema ya arraigado por años, me parece incongruente que, además de algunas acciones políticas que son evidencias de corrupción, como nombramiento de funcionarios por amiguismo, favorecer a ciertas empresas, por mencionar algunos, siguen siendo de alguna forma las mismas cosas que nos quejábamos de los anteriores políticos.

Vemos que desde el 1 de diciembre o de julio, aún no hay acciones claras contra la corrupción, o bien que sólo se persigue a “ciertos corruptos”, pero no a todos.

Gildardo Ledesma

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