Similitudes entre Twitter y Morena
febrero 4, 2020Morena y Twitter son dos espacios propios de un sistema democrático, el primero como institución formal que permite entre muchas otras cosas acceder al poder, y el segundo como espacio para ejercer la libertad de expresión. Sin embargo, no son éstos los únicos comunes denominadores entre ambos.
Otra de las características que comparten ambos espacios es que sus miembros, a pesar de no ser mayoría, sienten que lo son; hablan (hablamos en el caso de Twitter) como si solamente fueran ellos la única mayoría en una democracia, como si solamente valieran sus puntos de vista, cegados parcial o totalmente, a aquello que sucede al exterior de su esfera y de su espacio más próximo; intentado, además, en el remoto caso de darse cuenta de existencia exterior, deslegitimar cualquier expresión. En concreto, ni en Twitter ni en Morena son mayoría, pero ambos grupos creen que lo son.
Como si no fuera suficiente creerse mayoría sin serlo, los twitteros y morenistas también se sienten superiores al resto; es decir, muy en el fondo, saben que existen los “otros”, mismos que les permiten tener una identidad, pero muy lejos de una identidad saludable. Mientras los twitteros se creen intelectualmente superiores, creyendo que ellos no tienen ni la necesidad de argumentar, los morenistas se sienten moralmente superiores, creyendo también que tampoco necesitan argumentar; el mejor ejemplo respecto a los segundos es la distribución de la “Cartilla Moral” que su máximo líder ideó. A diferencia de los twitteros, los morenistas no saben exactamente quiénes son, pues cualquier argumento en contra de la calidad moral de alguno de sus miembros, la rebaten diciendo que los anteriores actuaban peor.
Ambos grupos no entienden tampoco que las democracias liberales se sujetan a partir no únicamente de los derechos individuales, sino también a partir de los derechos que se forman a nivel colectivo; no entienden que la pluralidad es propia de sociedades sanas donde debe existir cabida a la diversidad, sin que ello llegue a representar un riesgo para la propia sociedad. No reconocen la pluralidad, al mismo tiempo que, paradójicamente, les encanta polarizar cualquier tema; no piensan en que puede existir la mínima posibilidad de tolerancia y comprensión, pero, sobre todo, de no estar de acuerdo o en desacuerdo con parte de sus convicciones; no confían en el espacio neutro, pero tampoco confían en la madurez del ciudadano que reconoce no saber sobre algo y prefiere callar y no equivocarse.
Quizá una de las razones por las cuales ambos grupos no consideran importante mirar al exterior, es el simple hecho de que con ellos resulta suficiente, les es suficiente con los mismos individuos que forman su espacio, pues en ellos mismos no sólo encuentran aliados, sino también sus propios contrincantes: tanto twitteros como morenistas enfrentan sus batallas más desquiciadas entre ellos mismos, llegando al punto de olvidar sus respectivos objetivos y, por consiguiente, perdiendo así cualquier tipo de racionalidad.
A pesar de todo ello, que sinceramente, desde donde lo veamos, no es ni fructífero ni saludable, mucho menos hoy día donde proliferan tantos discursos de odio y rencor; tanto twitteros como morenistas logran, cada que quieren, o bien sin quererlo, marcar la pauta y la agenda, la agenda de un país que se empeña en trivializar los beneficios de la democracia liberal.
Así pues, parece que tristemente nos espera un 2020 donde los morenistas seguirán minimizando a aquellos que simpatizan con otros partidos políticos, mientras twitteros seguirán minimizando a quienes prefieran entretenerse con Facebook.
Isidro O’Shea
Twitter: @isidroshea