Hagámoslo por nosotros, no por ellos
mayo 26, 2020Sabemos que el COVID-19 no va a desaparecer de un día para otro, ni el 1 de junio ni el 15 de junio; por más confusos que sean los mensajes de la 4T y de sus voceros sobre el tema. Su falta de profesionalismo y capacidad los ha hecho enredarse en una cantidad de información y declaraciones que únicamente ha confundido a la sociedad mexicana, respecto a un virus, que de por sí, poco se sabe.
Han tergiversado hasta los términos estadísticos, con la finalidad de que el pueblo mexicano no juzgue su incapacidad, o peor aún, se las aplauda. Hablan de aplanamiento de curvas que van hacia arriba, cuando en el resto del mundo se habla de aplanamiento de curvas cuando en más de 3, 4 o hasta 5 días disminuye la aceleración porcentual de contagios.
En México la 4T quiere manejar el concepto de “aplanamiento de la curva” como el escenario alterno respecto a no haber tomado medidas; vaya, ahora hasta debemos agradecerles el tomar medidas. Siendo así el aplanamiento de la curva es mucho mayor, si consideramos que no teníamos planeado un carnaval. O imaginen el aplanamiento de la curva en España donde han cancelado eventos tan tradicionales como: la Semana Santa en Andalucía o las fiestas de San Isidro en Madrid. Pero no, eso no es aplanar la curva, eso es simplemente tomar medidas mínimas de prevención.
Mientras tanto, en México, igual podemos escuchar un spot oficial en la radio, diciéndonos que falta poco, como igual podemos escuchar al vocero decir que el pico de contagios será en agosto, septiembre o quizá octubre. Igualmente, cualquier semana es buena para decir que, durante la próxima, se alcanzará el pico de contagios, y peor aún, sin hablar de la meseta (tiempo que se está hasta arriba sin disminuir significativamente) que la mayoría de los países han experimentado.
Por otra parte, ya el método centinela nos demostró que sirve poco o, mejor dicho, que no sirve para nada. La última vez que el vocero centinela “nos permitió” hacer uso de su metodología, nos dijo que debíamos multiplicar por 15 el número de contagiados; cuando vio que esto se había salido de control, prefirió decirnos que esto ya no era lo más adecuado.
¿Se imaginan ustedes de cuántos contagiados estaríamos hablando hoy día? Si tenemos hoy 68 mil contagiados oficiales, subrayo la palabra oficiales, es decir, reconocidos por quienes no lo quieren reconocer, y haciéndoles el favor de multiplicarlo por 10 y no por 15, como lo dijo la última vez, estaríamos hablando de 680 mil contagiados por COVID, rebasando prácticamente a todos los países, excepto a Estados Unidos, y representando así aproximadamente el 10% de los contagios a nivel mundial, que hoy rebasan los 5 millones.
De manera cínica, el presidente López Obrador, el fin de semana dijo que estamos muy por debajo de países como Bélgica y España; sin embargo, al mismo presidente se le ha olvidado, no solamente el gentilicio de los ciudadanos de Bélgica, sino también su famoso método centinela.
Concretamente, considero que las críticas al gobierno y a la 4T respecto al COVID-19 deben estar enfocadas principalmente a la falta de información y sobre todo de transparencia, conllevando así la falta de pruebas médicas para la detección oportuna de una enfermedad altamente contagiosa, asintomática y con altos índices de mortalidad. Cuando la principal y casi única recomendación de la Organización Mundial de la Salud fue hacer pruebas en la mayor cantidad posible, México apostó por domar las cifras y no a la pandemia.
Los siguientes datos reflejan lo complicado del escenario mexicano: en nuestro país se hacen 0.04 pruebas por mil habitantes, es decir, se hacen menos pruebas incluso que en países como Sudáfrica, Perú, Ecuador o El Salvador. Sin embargo, eso no es lo único preocupante respecto a las pruebas. Del total de pruebas realizadas, es decir, de las pocas que se hacen, en México se necesitan menos de 2 pruebas realizadas para encontrar un caso positivo; es decir, en términos prácticos, 1 de cada 2 pruebas resultan positivas, mientras en Estados Unidos es 1 por cada 17 y en Canadá 1 por cada 25. En concreto, en México se hacen menos pruebas que en el resto del mundo y de las pocas que se hacen, aproximadamente el 50% resultan positivas.
Aún así, el gobierno de la 4T ha empezado a hablar de una “nueva normalidad”, para cuando empecemos el mes de junio, mientras en otros países que comenzaron con la crisis mucho antes, se habla de fines de junio o incluso ya en medio del verano. Ello se entiende, a partir de ser conscientes de que somos un país que prácticamente vive al día, donde no le podemos pedir a la señora de los tamales que se quede en su casa, pues si bien ello evitaría que se contagie de COVID, ello también implicaría que no tenga para comer los siguientes días. No podemos exigir un reclutamiento tan estricto, sin embargo, sí es indignante que estos días se haya sancionado a miles de pequeños comerciantes que buscan llevar alimento a sus hijos, abriendo sus pequeños negocios, y al mismo tiempo no se sancione a uno de los 3 hombres más ricos de México, a quien le permiten abrir sus tiendas departamentales, mismas donde les encanta cobrar altísimas tasas de interés propias de un agiotista de pueblo.
En fin, tal como lo mencioné al principio de este texto, el virus continuará y de alguna manera tendremos que aprender a vivir con él, unos con más medidas de prevención que otros. Sin embargo, así como con la crisis sanitaria de la influenza aprendimos a estornudar por debajo del codo; a usar gel antibacterial y a no saludarnos de beso; vale la pena que, dentro de lo posible, tomemos las medidas necesarias para protegernos y, sobre todo, para proteger a nuestros seres queridos.
Nadie, absolutamente nadie, queremos vivir desgracias.
Dejemos que aquellos que lo necesiten hagan sus actividades de manera que no se vean perjudicados. Sin embargo, ahora estamos frente a una prueba de capital social en el país; seamos empáticos; seamos tolerantes. Si somos de aquellos que podemos darnos el lujo de no salir, hagámoslo hasta que sea necesario; si podemos no ir a trabajar, hagámoslo; si existe la posibilidad de pagarle a la señora que nos ayuda a la limpieza sin que haga sus labores, hagámoslo; si no vivimos del alquiler de la casa que tenemos en renta, démosle alternativas a quien la habita, en caso de que lo necesite.
Soy enemigo de las dádivas y de las limosnas, pero hoy se trata de enfrentar juntos una crisis frente a la cual tanto el Estado como el gobierno en turno han demostrado no estar preparados.
Se trata de ver humanamente por el otro, por aquel que un día nos ayudó o nos ayudará, se trata de construir entre mexicanos un artificial estado de bienestar que el gobierno no está dispuesto a construir… mucho menos en este sexenio.
Hagámoslo por nuestra salud, no por ellos, ellos que tendrán que rendirnos cuentas. Ellos que dijeron que era preferible que se contagiaran 100 niños en lugar de uno. Ellos que hablan de una invitación por parte de la OMS pero no la muestran porque no existió, siendo, más bien, una cuestión de cuotas. Ellos que se han resistido a una propuesta de un ejercicio de preguntas y respuestas con la comunidad científica y no con los hombres de las preguntas a modo.
Él nos tendrá que rendir cuentas, el Mesías que dijo que la pandemia le venía como anillo al dedo a su gobierno; y tenía razón, de hoy en adelante será su pretexto preferido para evadir sus responsabilidades, para disculpar porque fracasó su proyecto (si es que algún día lo tuvo) de nación.
Hagámoslo por nosotros, no por ellos.
Isidro O’Shea
Twitter: @isidroshea
Imagen: Tumisu / pixabay.com