T-MEC, ¿visita de trabajo o visita electoral?
julio 15, 2020Dejando pasar unos días, para que los señalamientos prematuros al encuentro entre los presidentes de México y Estados Unidos se clarificaran, es pertinente dar una observación a los resultados del encuentro en Washington D.C.
La reunión de trabajo promovida por los mandatarios Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump inaugura una nueva era en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, la cual se congratula por la entrada en vigor del nuevo Tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La visita del 8 al 9 de julio nos dejó diversos sabores de boca que no pueden ser leídos a partir del blanco y el negro. Los matices son importantes para poder profundizar acerca de la recuperación de las relaciones exteriores después de cuatro años definidos por acusaciones peyorativas y discriminatorias sobre las y los mexicanos, principalmente hacia el sector migrante por parte de Trump.
Podemos recordar la campaña electoral del presidente norteamericano de 2016, en donde las prescripciones xenofóbicas y racistas fungieron como un caldo de cultivo de votantes desencantados con el deterioro de la idea nacional, basada en el supremacismo blanco en Estados Unidos, pero también con dos ejes prácticos: la salida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la imposición de un muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
Ambas promesas de campaña siguen siendo el conducto de la victoria política de Trump. En vísperas de las elecciones de noviembre del 2020 y una supuesta avanzada en las preferencias electorales del candidato demócrata Joe Biden es crucial que el presidente les recuerde a sus bases los éxitos de su administración.
De acuerdo con Real Clear Politics, para el martes 14 de julio del 2020, el candidato demócrata mantiene una ventaja de 9 puntos porcentuales, sin embargo, aún no podemos casarnos con la idea del regreso del establisment demócrata a la Casa Blanca, teniendo la experiencia previa del errado pronostico del triunfo de Hillary Clinton en las elecciones anteriores.
El 2020 ha sido definido por la inestabilidad política, económica y social, en donde el presidente republicano se ha tenido que enfrentar al impeachment, las protestas raciales a consecuencia del homicidio de George Floyd, la pandemia del SARS- CoV-2 (COVID-19) y el alza en las cifras de desempleo.
Por lo tanto, glorificar el T-MEC a través de una reunión de trabajo entre los gobiernos de México y Estados Unidos, y el sector empresarial de ambos países, remarca el cumplimiento de las promesas de campaña. Además, durante el lapso de la visita del presidente mexicano se difundieron imágenes de Trump en el muro fronterizo, dando uno de los mensajes recurrentes del mandatario hacia sus bases: la celebración de un acuerdo de libre comercio con el país del cual nos distanciamos geográficamente. Libre tránsito de capitales, pero retención al paso de las personas.
AMLO no fue a dar un espaldarazo electoral público como se especulaba, sin embargo, de manera indirecta celebró una de las victorias políticas del mandatario estadounidense, a lo cual se abstuvo de formar parte Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. La revocación del TLCAN y el nacimiento de un tratado de libre comercio “favorable” para el Make America Great Again.
Una de las lecturas representativas de la reunión es la imagen de dos presidentes nacionalistas cuyo punto de encuentro es el libre comercio. Por un lado, el establecimiento de reglas de origen ad hoc a los intereses norteamericanos, mientras que por el otro ¿será que la izquierda mexicana necesitaba celebrar el libre comercio para recuperar la confianza del sector empresarial?
AMLO se presentó de una manera diferente a como suele hacerlo en Palacio Nacional. Mostrándose como un jefe de Estado conciliador, con un discurso armonioso, minucioso y profundo acerca de las fructíferas relaciones e historia compartida entre ambos países ¿amigo de los conservadores extranjeros, pero provocador de los nacionales?
Es un acierto de la política exterior mexicana haber incentivado la recuperación de la relación bilateral en los ejes económicos. Desde un inicio se les dio continuidad a los trabajos previos de Idelfonso Guajardo, secretario de economía de Peña Nieto, por mantener el acuerdo comercial.
Posteriormente, en el gobierno de AMLO, los esfuerzos del equipo de trabajo de Jesús Seade para negociar el acuerdo y los cálculos estatistas del canciller, Marcelo Ebrard, para poder hacer de las buenas prácticas nutrientes para la aceptación del acuerdo y abrir las puertas para esta reunión, en la cual el riesgo de presentarse ante Trump fue disuadido. La relación bilateral entre México y Estados Unidos es vital para ambos países. Incluso se compartieron bates de béisbol conmemorativos entre los mandatarios como muestra de amistad.
En materia económica, el 2019 representó 614,500 millones de dólares para México y Estados Unidos, sin embargo, también esta relación se expande a las áreas de la seguridad, diplomacia, medioambiente, sector energético, desarrollo o extradición. César Duarte, exgobernador de Chihuahua, acusado de desviar 1,200 millones de pesos sorpresivamente fue extraditado a México en el marco de la reunión de trabajo. Al mismo tiempo, el ex secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, Genaro García Luna, sostiene un juicio en la corte de Nueva York por recibir sobornos del narcotráfico.
La relación entre México y Estados Unidos es independiente de las afinidades políticas de sus gobiernos y es dependiente en los factores económicos, demográficos, geográficos, de seguridad regional e interior. Es inevitable, la lectura de la política exterior de ambos países debe apelar a la asociación y, en el mejor de los casos, a la amistad en búsqueda de la integración de América del Norte.
“Fallaron los pronósticos,
no nos peleamos, somos amigos”
Andrés Manuel López Obrador, 2020
Luis M. León
Twitter: @luismaleon
Fotografía: Gage Skidmore / commons.wikimedia.org
