Gritos de dolor

Gritos de dolor

septiembre 10, 2020 Desactivado Por La Opinión de

Con casi 70,000 fallecidos a causa de la COVID-19, este mes México se prepara para dar un grito que poco se va a parecer al que lanzó el cura Hidalgo hace ya 210 años. La plaza del Zócalo nunca se había quedado vacía la noche del 15 de septiembre desde que en 1824 se comenzara a celebrar la Independencia y en 1845 se instaurara oficialmente la ceremonia del Grito. Este año habrá ceremonia y desfile, sí, pero sin público. Los fuegos de artificio no tendrán espectadores en vivo, más allá del presidente y los militares que participarán en el acto.

Tras siete meses de encierro, miles de muertos, una crisis económica brutal y un horizonte complicado, si Hidalgo levantara la cabeza quizás el grito que profierese fuera de dolor. El México de hoy es la imagen del cierre de empresas y negocios, del hambre y la incertidumbre… y, por desgracia, la COVID-19 no ha hecho que deje de ser un país de desapariciones u homicidios. La pandemia, que se ha llevado tantas cosas, al menos podría haberse llevado la violencia. Pero ni en eso ha sido considerada.

Sin embargo, si hay algo que no pueden robarle al ser humano es la esperanza. México se enfrenta a grandes desafíos y vienen tiempos complicados, pero de esos también hubo en el pasado y los mexicanos fueron capaces de sortearlos. Hace 210 años se libraron del yugo de la Nueva España, en 1910 iniciaron la Revolución Mexicana para poner fin a la dictadura de Porfirio Díaz y reivindicar demandas obreras y campesinas, a finales de la década de 1930 abrieron sus puertas a todos los exiliados españoles víctimas de la Guerra Civil ofreciéndoles un entorno seguro y próspero, en 1968 salieron a la calle para defender el legado de sus estudiantes, en 1985 volvieron a levantarse de entre las ruinas dejadas por un terremoto de magnitud 8.1… y la lista podría alargarse más y más.

México tiene sombras muy pesadas, como la del narcotráfico, la violencia o la corrupción; pero también conserva muchas luces. En 1985, tras el terremoto, Octavio Paz escribió “La reacción del pueblo de la Ciudad de México, sin distinción de clases, mostró que en las profundidades de la sociedad hay –enterrados, pero vivos– muchos gérmenes democráticos. Estas semillas de solidaridad, fraternidad y asociación no son ideológicas, quiero decir, no nacieron con una filosofía moderna, sea la de la Ilustración, el liberalismo o las doctrinas revolucionarias de nuestro siglo. Son más antiguas, y han vivido dormidas en el subsuelo histórico de México. Son una extraña mezcla de impulsos libertarios, religiosidad católica tradicional, vínculos prehispánicos y, en fin, esos lazos espontáneos que el hombre inventó al comenzar la historia”.

El terremoto que hoy sufre México no ha derrumbado edificios, pero ha tambaleado muchos cimientos de la realidad económica, política y social del país. No obstante, la realidad intrahistórica del país sugiere que el pueblo mexicano puede volver a superar sus expectativas frente a la tragedia. Para ello hace falta cambiar muchas cosas, modificar muchos hábitos y estructuras, pero la semilla de la resiliencia y el cambio están ahí. Así que, pese a los malos vientos, hoy más que nunca “viva México, viva México, viva México”.

Mélany Barragán
Twitter: @MelanyBarragan7


Imagen: Publimagen / commons.wikimedia.org

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