La verdadera riqueza de nuestro pueblo
octubre 1, 2020El pasado 7 de septiembre dio inicio el proceso electoral federal, que hasta entonces será el más grande de la historia, esto se debe a que cada vez el número de electores es mayor, en relación con la gran población del país. Lo interesante de las campañas es su contenido netamente ideológico, con la alta expectativa de cambios y de balances en el ejercicio gubernamental, el tema central de relevancia será el de la salud, sin lugar a duda es el tema a debate entre plataformas políticas.
Además de otros temas que ya estaban marcados, como el de la corrupción, el cual el presidente López Obrador lo tiene dentro de su agenda pública permanente, y del cual será un tema vasto a discutir por el videoescándalo de su hermano Pío López Obrador, en el cual se basa la débil oposición política actual; en más ataques al presidente, sin un discurso firme que brinde soluciones al problema, que logre captar la atención de la ciudadanía; que si bien fue un error de parte del consanguíneo presidencial, esto demuestra que la corrupción si está presente, y que aún hay temas pendientes por resolver.
La crisis sanitaria y su consecuencia económica hacen ya sentir entre la ciudadanía molestia ante el gobierno, los partidos y la política en general, pues la crisis del COVID-19 genera una gran decepción apática en los votantes, debido a que los problemas aún están en el fondo, aunque las cosas sean diferentes, pues se percibe ya entre varios sectores sociales el “todos los partidos y todos los políticos son lo mismo”, esto desafortunadamente nos traerá el alejamiento del ciudadano al llamado democrático en las urnas.
El papel ciudadano en el tema económico es relevante y no sólo es responsabilidad del gobierno, si esto se mantiene la crisis gubernamental será más profunda y por ende dará paso a una crisis social. Repasando en la historia de las sociedades, las mismas crisis también traen la solución de los problemas, pues, hoy en día, el sector productivo en nuestro país es poco en proporción a la gran población mexicana.
Desafortunadamente a nuestro pueblo no le han enseñado a trabajar, sólo a recibir sin hacer nada, sin una orientación financiera que permita crear una cultura del ahorro, todo esto justificado por la pobreza. Hoy los programas sociales se han convertido en mecanismos netamente clientelares a cambio de votos, para mantener a los monarcas en el poder que son las mismas familias las que gobiernan y se cambian de partidos muy fácilmente, dejando convicciones e ideales.
Como bien decía el ex candidato presidencial, actual gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, “el Bronco”: “para la gente trabajadora todo, para el huevón nada”, el tono de sus palabras quizá no fue el más adecuado, pero en el fondo es cierto, pues es que a lo largo de nuestra historia moderna, los gobiernos han forjado a una ciudadanía floja, nunca se le ha enseñado, con el ejemplo de los políticos, que el trabajo dignifica al hombre y que el capital nos hace libres.
El capital es de quien lo genera, producto de su esfuerzo o trabajo, en similitud a la muy famosa frase de Zapata sobre la tierra, esa es la cultura de los países desarrollados tales como Japón, EUA o Alemania, que los ha llevado en donde están justamente por esa razón. También existe una gran desvalorización al empresariado y al emprendedor, pero hoy existe un neoempresariado que le apuesta por dar empleos e impactar en el trabajo humanista, lejos de aquel empresario con visión neoliberal.
Enarbolar una mayor riqueza a través del trabajo nacional, en la lógica que el capital nos da riqueza, haría que la pobreza se redujera significativamente; el reto es arduo, pero vale la pena, sólo así veríamos una transformación de fondo; nuestro mayor capital es nuestro esfuerzo por medio del trabajo y la dedicación constante.
Gracias por leernos, hasta la próxima.
Alejandro Villafuerte
Twitter: @ra_villafuerte
Imagen: ine.mx