Cuando no se pregona con el ejemplo
diciembre 25, 2020El Estado Unitario es definido por la Teoría Política como aquél en el que el poder existe en un solo centro de autoridad, que extiende su accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado; es contrario al Federalismo y si bien en estricto sentido en nuestra Constitución no lo somos, la práctica del poder político en la cuarta transformación apunta a que sea de esta manera.
Se ha insistido en que este gobierno busca una reestructura en el poder, y tal vez sea necesaria, en especial dado que en los últimos años hemos venido de un sistema político-electoral que ha generado gran desencanto, desilusión en la ciudadanía, de ahí la victoria electoral en 2018 de Morena.
No obstante, con una oposición política débil que no ha sabido cómo canalizar el sentir social en capital político, con personajes como Samuel García que denotan aún más aquella imagen del “fifí”, ajena a la realidad de muchos mexicanos, con la que se lucra abonando a la división y polarización social como política.
Parecería que no tenemos otra opción más que perpetuar al partido actual en el poder, sin importar que vuelvan a los peores vicios del autoritarismo priista de los 60-70, en el que las luchas por derechos reflejadas en organismos autónomos van en completo retroceso; pues el presidente tiene un completo desdén por este tipo de organismos, en especial el INE, mismo que con las mismas reglas del juego que tanto critica, le concedió el aval de llegar al poder.
Con un probable uso electoral de la vacuna del COVID-19, en la que, si uno se atreve tan siquiera a mal pensar al respecto, será vapuleado por las hordas de promotores del discurso de odio, ya que viven con una constante fijación de que no pueden ser señalados o criticados, casi como en una especie de culto religioso, aunque de esto ya he hablado antes.
Lucrar políticamente con el miedo, la necesidad de la sociedad, en un escenario de incertidumbre económica y social, denota que no se tiene ni siquiera el más mínimo aprecio por una cultura democrática, contradiciendo lo que se ha dicho discursivamente de ser respetuosos de la libre expresión de las ideas.
Si fuera como lo manifiestan, simplemente no habría necesidad de estar denostando, ninguneando o vapuleando cualquier idea contraria; ejemplos hay de sobra tanto en noticias recientes como de mucho más atrás; de nueva cuenta resulta contradictorio e irónico en un gobierno que, con una guía de valores morales, que mucha falta hace, aspira a concientizar del respeto a las ideas contrarias, demostrando ahí un infantilismo ideológico.
Gildardo Ledesma
Twitter: @gledesmaa24
Imagen: Henryk Niestrój / pixabay.com