La burbuja del “cacique” de Palacio Nacional
agosto 6, 2021Hoy en día, México enfrenta una gran cantidad de retos y problemáticas de gran complejidad, en medio de la incertidumbre mundial de la pandemia, pese a los esfuerzos e irresponsabilidad política como social en nuestro país de tener esa sensación de control o normalidad.
Rebasado por la complejidad de los problemas sociales y la simplificación del poder político para resolverlos, nos ha conducido a un gobierno fallido. Que, si bien no veníamos del mejor de los pasados, ahora estamos frente al peor de los futuros.
Considero no hace falta hacer un listado aquí de todas las fallas de la 4T, pues se ha hablado ampliamente en este espacio editorial, por varios de los opinantes, así como por otros críticos.
Lo que sí hablaremos es que, desde el punto de vista de la gestión pública, el municipio es un gran indicador de análisis macro y micro social, pues justamente de la complejidad que entre ellos es diversa, sí podemos de manera homogénea encontrar que un rasgo distintivo por todos conocido es que los gobernantes se asumen como caciques enfermos de poder, encerrados en su burbuja de irrealidad, equiparable a los peores tiempos del presidencialismo o del mal llamado régimen neoliberal.
Bajo esa dinámica es como ahora se está gobernando en el país, pues no importan los estragos pasados y por venir del COVID-19 junto con sus variantes, tampoco la economía, ni el regreso seguro a clases, ni combatir al desempleo, mucho menos el combate efectivo a la pobreza o la corrupción a pesar de que son los dos grandes ejes del gobierno federal.
Para el cacique presidencial todo son adversarios, le importa tanto hacerlos enojar, burlarse socarronamente de los mismos, sacar a relucir sus complejos psicológicos de inferioridad, derrochar recursos financieros del Estado en sus proyectos enfocados a su clientela electoral.
Y para reflexionar finalmente queda la memorable frase, aplicada para todos los políticos en México, atribuida a Winston Churchill que es “Un político se vuelve estadista cuando piensa en las siguientes generaciones, y no en las siguientes elecciones”. De lo anterior queda pensar entonces durante los siguientes años que clase de país nos va a tocar tener, pues de ese tamaño de mediocridad política imperante de reducir las complejidades del país a una lucha electoral o de poder, no hemos podido recuperarnos tan fácil.
Gildardo Ledesma
Twitter: @gledesmaa24
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