González Casanova: 100 años de “lucha y amor” como universitario

González Casanova: 100 años de “lucha y amor” como universitario

febrero 27, 2022 Desactivado Por La Opinión de

El doctor Pablo González Casanova recientemente cumplió un centenario de vida, y con ello se consagró también una trayectoria de entrega a la universidad pública y una obra multifacética que cruza varios campos del conocimiento. Nació en Toluca (Estado de México) el 11 de febrero de 1922, y desde entonces se labró una vida signada por el ejercicio persistente del pensamiento crítico, el estudio del imperialismo y las relaciones de poder, y la construcción de alternativas de sociedad de cara a las contradicciones del capitalismo.

Amplias son las contribuciones académicas del Dr. González Casanova. A él se debe la emergencia de la sociología científica en México, ligada a su inquebrantable rigor y construcción conceptual, preocupada siempre por desentrañar el comportamiento de las especificidades de las sociedades latinoamericanas. Aportes que lo sitúan como un pensador clásico de la teoría social latinoamericana, al lado de Sergio Bagú, Gino Germani y Florestan Fernandes. El estatus de un clásico de las ciencias sociales latinoamericana responde a los esfuerzos de González Casanova por definir un objeto de estudio, diseñar una metodología y por esbozar los cimientos fundacionales de estas disciplinas. A su vez, su compromiso rebasó con amplitud el ejercicio teórico e imbricó esta praxis con el perfil de creador forjador de instituciones. González Casanova no sólo definió los vértices seminales de las ciencias sociales latinoamericanas, sino que contribuyó de manera decidida a su institucionalización y a que este campo del conocimiento trascendiese los muros mismos de la universidad. Su obra titulada La democracia en México así lo constata.

Con su obra dotó a la teoría social crítica de orientación marxista de una vitalidad que la alejó del ostracismo y la lapidación de impuestos desde la narrativa estalinista. González Casanova evidenció el carácter estratégico del marxismo, entendido como un método para acercarse a la comprensión de la realidad; al tiempo que lo fundamentó con una epistemología nutrida a través de la observación meticulosa de las realidades latinoamericanas y sus contradicciones.

A su vez, González Casanova se desempeñó a lo largo de su trayectoria universitaria como un articulador de grupos interdisciplinarios de investigación. Su vasta obra no sólo es individual, sino que, sobre todo, es colectiva y de raigambre latinoamericana. En su paso por la dirección del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) (1985-2000) logró congregar a infinidad de académicos provenientes de múltiples campos del conocimiento e hizo dialogar a las ciencias y las humanidades del Norte y del Sur del mundo. Con sus esfuerzos rompió los cartabones y las fronteras convencionales de la praxis académica, al tiempo que redefinió de manera creativa la misma construcción de conceptos en las ciencias y las humanidades. La impronta de este trabajo interdisciplinario se sintetiza en su recurrente frase “aprender a aprender”, entendida como una vocación permanente que redefine los conocimientos y los engarza con las posibilidades de transformación social. Más todavía: elevó a la interdisciplinariedad a una praxis académica concreta e institucionalizada que no sólo se sitúa en un discurso retórico –en argumentos abstractos y en buenos deseos para la organización de la academia–, sino en un despliegue creativo, cotidiano y dinámico que tiene como fundamento la totalidad.

Defensor de la universidad pública y de su carácter masivo y popular, González Casanova combinó, en tanto Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (1970-1972), la exigencia, la calidad y la libertad regida por la vocación transformadora del conocimiento. La apertura del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y del Sistema de Universidad Abierta (SUA) durante su rectorado sintetizaron su modelo de universidad y las posibilidades de ésta para cambiar y ajustarse a los cambios históricos. Latente en todo ello está el carácter dinámico y dialéctico que le otorga al proceso de enseñanza/aprendizaje: “el verdadero profesor es aquel que sigue estudiando y el verdadero estudiante es aquel que aprende a enseñar”.

El ejercicio del pensamiento crítico es una de las huellas más visibles y persistentes de don Pablo González Casanova. No sólo es capaz de colocar a las ciencias y las humanidades ante la incisiva mirada de sí mismas, sino que tendió los puentes entre la praxis académica y la praxis política, nutriendo a ésta de una mirada estratégica y rigurosa dada por esa labor de construcción conceptual desplegada desde la primera. Del mismo modo, mientras relacionó a la praxis académica con los altos estándares de creatividad y rigor metodológico, a la praxis política la vinculó con la coherencia y la dotación de principios regidos por la emancipación de los pueblos y la reivindicación de sus luchas anti-imperialistas.

Según don Pablo, llegar con bríos y salud a una edad nonagenaria, sólo fue posible con “el amor y la lucha”. Y ello signa su vida pública y académica. Una mezcla de pasión, libertad, creatividad y rigor científico. Sin duda, don Pablo González Casanova es un titán del pensamiento crítico, un decano de los estudios latinoamericanos, un baluarte de la praxis Interdisciplinaria, y el rector por siempre de la UNAM.

Isaac Enríquez Pérez
Twitter: @isaacepunam
Académico de la UNAM

Imagen: Internet

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