Herramientas para la nueva juventud mexicana
noviembre 27, 2023Vivimos en la era donde hay demasiada información, y contenido de cualquier tipo, al alcance de cualquier persona, en las plataformas y redes donde literalmente cualquier persona puede convertirse en una autoridad de un tema en especial, en un tiempo relativamente corto, que convertido en “influencer”, en teoría debería tener sobre sus hombros la responsabilidad “moral” respecto del contenido que brindan a sus seguidores, en especial de los más jóvenes e inocentes, cuando se trata de temas sensibles. Sin embargo, no todas estas figuras están conscientes de las consecuencias de sus dichos y actos, e incluso hay aquellos que se justifican en el libre albedrío de las personas.
Es aquí donde se abre el debate: si deberían existir leyes que regulen el acceso y la difusión de dichos contenidos o dejarlo al libre acceso y a la responsabilidad de cada quien, aunque frente al desarrollo del joven promedio, respecto a sus valores sociales, económicos, morales y espirituales, cada contenido influye significativamente y es por ello que en nuestra sociedad hay que vislumbrar con lupa ¿a qué clase de contenidos están accediendo nuestras juventudes? Porque, para sorpresa de muchos, algo está pasando con esta generación y se nota a diario en los niveles de conformismo, apatía, violencia, depresión, ansiedad, etc.
E incluso la población adulta promedio, que no elige correctamente sus contenidos, resulta vulnerable a múltiples influencias y estados de ánimo que conllevan a consecuencias, y es allí donde es aplicable la pregunta del gran filósofo Jesús de Nazaret, quien dijo: ¿acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el mismo hoyo? Empero, no toda la población es consciente de sus figuras y modelos a seguir que eligen. Es allí donde se encuentra el gran reto del estado y de otras instituciones públicas y privadas, en brindar herramientas de alto valor que busquen encaminar al desarrollo humano ideal, y con ello afrontar las principales adversidades frente a las coyunturas actuales de la era de la información excesiva, de las fake news en redes sociales, del eminente desarrollo tecnológico y del evidente “retroceso” educativo que tras la pandemia de Covid-19 ha dejado en la enseñanza pública.
Es en gran parte que, por los citados factores, se comente popularmente, y virtualmente en “memes”, cuando se compara humorísticamente las dificultades que vivían entonces, los ahora adultos jóvenes que en su tiempo pasaron respecto a los problemas personales y sociales que a pesar de considerarlos como un reto eran relativamente “fáciles” de resolver, pero que actualmente los jóvenes, se desmoralizan, se desmotivan y se rinden fácilmente frente a esas situaciones, es por ello que se alude popularmente a estas generaciones como “generación de cristal”.
Entonces, ¿debería hacer o cambiar algo el Estado en sus políticas públicas para incentivar a las juventudes? ¿O los mismos jóvenes deben salir adelante sin ayuda?, frente estas interrogantes es necesario plantear soluciones inteligentes que den respuesta, frente al debate de que si se hacen correctamente o no las cosas; en este apartado proponemos herramientas para la nueva juventud, las cuales consisten en recurrir necesariamente a la sabiduría clásica, enseñada por los grandes maestros y filósofos de la historia, que nos han legado en sus grandes obras a las sociedades contemporáneas.
Primeramente comenzamos con el discernimiento, una valiosa herramienta enseñada y desarrollada a fondo por maestros como Jesucristo, Santo Tomás de Aquino, Kant, Chuang Tse, Confucio, etc., entendido como la virtud que se desarrolla y se perfecciona para distinguir una cosa de la otra a pesar de su similitud o especie. Nos sirve para hacer un juicio lógico moral de la persona frente al crecimiento exacerbado de conductas antisociales.
En segundo lugar el escepticismo, como una filosofía de vida para no creer en todo y en todos, por ejemplo, al escuchar un falso discurso o argumento difundido como verídico, de igual forma para combatir a la falsa noticia del momento y su divulgación que se puede hacer masiva si es aceptada y para el caso de su confirmación o negación que es dada en ocasiones tardíamente por los medios tradicionales de comunicación. Al desarrollar el escepticismo diario, la sociedad evitaría fraudes, engaños masivos y miedos innecesarios.
Zenón, Séneca y Aristóteles maestros de la corriente filosófica del estoicismo, resumida como la actitud de mantenerse sereno frente a la tormenta, es ahora contrastada, por ejemplo, en la falta de aprobación social de un individuo en redes sociales o de mantenerse sujeto al estándar de belleza impuesto colectivamente, que ha dado como resultado los altos números de depresión, lo que representa un evidente problema en materia de salud pública. Ser estoico crea un auto valor humano personal, visto como el amor propio de la persona que no está sujeta a las críticas por fuertes que estas sean.
Es así que con estas corrientes del pensamiento clásico, las nuevas generaciones deben aprovechar su momento para transformar su realidad y abrirse a la participación pública, la pluralidad, exigir derechos, así como ser partícipes de deberes, obligaciones y en consecuencia al cabal cumplimiento de la ley, para la construcción social de mejores instituciones públicas y sociales.
Alejandro Villafuerte
Twitter: @VillafuerteAle_
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