#MeToo
abril 2, 2019 Desactivado Por La Opinión deDespués de años de creación del #MeToo (a mí también), un movimiento para atender la violencia a las mujeres, regresa a tomar posición en estas semanas, tras ya tener posts de millones de mujeres; una vez más volvieron a utilizar esta poderosa herramienta para alzar su voz, las redes sociales. Twitter y Facebook son las redes que dominan en cuestión de denuncias de millones de personas.
En esta ocasión #MeToo aparece con más empoderamiento, ya que las mujeres agredidas sexualmente cuentan los hechos, mostrando evidencias y muestran los nombres de las personas o lugares donde sufrieron algún tipo de violación. Lo más alarmante es que las anécdotas coinciden con el agresor de años anteriores, provocando la excavación de los recuerdos enterrados por mujeres que, por miedo, por no tener más problemas con esa persona, por no querer volverla a ver o porque no les creyeron, tuvieron que recurrir al entierro del mal recuerdo y vivir con eso el resto de su vida.
Pero esta vez, al ver que la situación se repetía en las generaciones jóvenes, deciden aportar lo que vivieron con el mismo agresor y se fue creando un apoyo entre todas; esto surgió en el caso de maestros o directivos de las instituciones mexicanas, como empresas, sitios y medios artísticos.
Algo que también impactó mucho en estas publicaciones fue la identificación de personas; al colocar los nombres, varias usuarias identificaron al agresor(es), siendo sus vecinos, familia, amigos o algún conocido de mucho tiempo.
Con esta situación de ya no pasar por alto cualquier violación, las redes sociales son nuestro altavoz ante aquello que nos parece injusto y nos molesta; años atrás no se veía tanto el movimiento de estas plataformas, porque seguíamos atrapados en la conformidad de ir solo a denunciar o ni eso; pero no se tomaban cartas en el asunto, las autoridades simplemente lo dejaban pasar. Este tipo de movimientos no tenían mucho empoderamiento porque la misma gente no quería ver la realidad o no se animaban.
Ahora, la era digital toma dominio ante estas situaciones al no solo exponerla a la gente que nos rodea, sino que esa misma gente comparte y llega a medios de comunicación, a asociaciones u organizaciones que están dispuestos ayudar a las víctimas; la noticia viaja a todos los rincones del país y al exterior. En esta nueva era el acto cometido no solo se queda entre la víctima y el agresor, sino que recorre todo el mundo y encontrará gente que vivió algo similar y está dispuesta a ayudar a que esto se termine, creando cadenas de personas en contra del acoso y la violación de poder.
Seamos agradecidos al tener plataformas digitales, en las que nuestra opinión sea leída, tomada en cuenta y que nos permita ver nuestra realidad que a veces no podemos verla por cuestiones laborales, escolares o de salud; pero ahora, con un solo clic, encontramos lo que sucede en nuestro país y en el mundo.