Sin división de poderes surge el autoritarismo

Sin división de poderes surge el autoritarismo

abril 10, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Desde el pasado 1º de julio de 2018, en México se viven tiempos anómalos, en donde el argumento de una supuesta honestidad inquebrantable, enarbolada por la llamada cuarta transformación, es suficiente para proponer cualquier ocurrencia coyuntural y disfrazarla como el remedio para los sufrimientos más añejos de nuestro país.

Vale hacer un breve ejercicio de memoria y recordar que el embate del Ejecutivo hacia los otros dos Poderes de la Unión ha sido constante, ya sea con el pretexto del combate a la corrupción, la austeridad republicana o el cambio de régimen, desde Palacio Nacional se ha buscado mermar a los contrapesos del Presidente. En el Congreso, sólo el Senado ha conseguido ejercer cierta resistencia; mientras que en el Poder Judicial se deben sentir acechados por el depredador de Macuspana.

Esta discusión surge, nuevamente, por el anuncio de Morena de crear una sala adicional en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) –encargada de los asuntos de corrupción– y que requeriría el nombramiento de cinco nuevos Ministros; actualmente la SCJN está integrada por once Ministros –de los cuales AMLO propuso a dos y podrá proponer a un tercero en 2021–, por lo que, si agregamos cinco Ministros, el Presidente ejercería control sobre la mitad de la Corte.

Por otra parte, se ha mencionado que Morena pretende sustituir al Consejo de la Judicatura Federal, que es el órgano que designa a jueces y magistrados, además de estar a cargo de conservar la autonomía del Poder Judicial. Este organismo es de vital importancia por sus antecedentes: durante el siglo XIX los jueces eran designados por el Presidente de la República, a través del Ministerio/Secretaría de Justicia; posteriormente, a partir de 1917, los jueces eran designados por los Ministros de la Suprema Corte, y es hasta 1994 que surge el Consejo de la Judicatura Federal que elige por concursos de oposición a los mejores, para nombrarlos como jueces y magistrados, con lo cual se asegura la autonomía técnica, independencia, imparcialidad y disciplina en la carrera judicial. Como país, a nadie le conviene poner ataduras o grilletes a quienes imparten justicia.

Es evidente que el debilitamiento de los Poderes Legislativo y Judicial sólo fortalece al Ejecutivo y si algo nos ha enseñado la historia del mundo, es que eso desemboca en autoritarismo y tiranía. Así que, estimado lector, la próxima vez que escuche una propuesta que debilite a los contrapesos del Presidente, por ejemplo: eliminar legisladores plurinominales, reducción de presupuesto o nombramientos a modo, piénselo dos veces antes de aplaudir.

Hugo Monroy

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