El reto de ser joven en México
agosto 19, 2019Agosto es el mes de la juventud y éste es, sin duda, el marco idóneo para reflexionar sobre los temas relevantes de este grupo poblacional; lo más recurrente es hablar de la importancia que tiene los jóvenes, del impacto que podemos tener, de las responsabilidades y compromisos que tenemos con la sociedad, lo más recurrente es repetir una vez más que no somos el futuro sino el presente de México; sin embargo, me parce necesario abordar también la otra cara de la moneda, la de los enormes retos de los jóvenes en nuestro país.
Poco más de 30 millones de mexicanos, con edades de entre 15 y 29 años, se enfrentan todos los días a la realidad de ser joven en México, desafíos presentes en todos los estados, en todos los niveles y en todos los sectores de la sociedad.
Basta con leer los principales medios de comunicación para darnos cuenta que independientemente del tema del que se hable, ya sean temas de seguridad pública, de economía o incluso de medioambiente, los principales afectados somos los jóvenes.
Muestra de ello lo podemos observar si, por ejemplo, abordamos el tema de inseguridad, nos encontramos que la violencia se ensaña con los jóvenes; en 2018 uno de los mayores porcentajes de homicidios fueron de personas entre 20 y 24 años, siendo Chihuahua, Sinaloa, Guerrero, Nayarit y Nuevo León los estados más peligrosos para ser joven; en nuestro país abundan las historias sobre jóvenes usados como “carne de cañón” por los grupos del crimen organizado.
Si hablamos de economía, nos encontramos con que casi 3 millones de jóvenes en nuestro país sufren de un fenómeno que la organización Jóvenes con trabajo digno ha denominado el doble desempleo, que se refiere a la situación que viven jóvenes de entre 18 y 30 años que se encuentran sin trabajo, pero que ya han perdido las esperanzas de encontrar un empleo formal y han dejado de buscar; y por otro lado nos encontramos a una gran parte de la población joven activa que trabaja cada vez más, pero ganan poco y no cuentan con ningún tipo de seguridad social, prestaciones, ni estabilidad laboral.
Un tema también preocupante lo aborda recientemente la UNAM, señalando que uno de cada cuatro adolescentes está en riesgo de padecer o ya pasó por algún trastorno psicológico, principalmente depresión, lo que puede llevar a pensamientos y/o intentos suicidas.
Y así con el tema que elijamos, podemos ver entonces que más allá de los mismos de siempre, que se relacionan con la juventud: educación, emprendimiento o deporte, existen otros que nos muestran lo difícil que es para millones ser joven en México.
Lo anterior, más allá de tomarse como un mensaje desalentador, debe movernos y despertarnos para que la juventud sea más que un discurso, una prioridad nacional; esta reflexión debe ser una llamada de atención y una llamada de urgencia a nuestra sociedad para apostar todo por mejores oportunidades y mayores espacios para el desarrollo de la juventud.