El infierno en crisis
octubre 18, 2019Han pasado ya trece años desde el sexenio calderonista, el cual dejó una situación de inseguridad y violencia en escalada, que a la fecha sigue sin tener una solución clara. Poco o nada se hizo durante la administración de Enrique Peña Nieto, lo cual hizo que el problema se agravará aún más.
En poco más de un año del gobierno de la Cuarta Transformación, las estrategias de seguridad no han sido del todo claras, pues tan sólo en el primer semestre de 2019 se estima un total de 15 mil 51 asesinatos, tan sólo una cifra ligeramente más alta de los que dejó el expresidente Calderón.
Irónicamente, el contraste del discurso gubernamental y el contexto social lo tenemos en la lamentable masacre de policías de Michoacán; situación que el Ejecutivo lamentó, pero que dista mucho de los logros que se han presumido en materia de seguridad.
Si bien el combate al narcotráfico es un tema complicado, dado el alcance que tienen los grupos criminales, tampoco se ha propuesto una estrategia clara o bien definida, más allá de pedirles se porten bien o darles amnistía. Lo ideal sería blindar nuestras leyes en el tema penal, dar mayor capacidad a las policías, al Ejército de actuar y esto implica más que sólo el tema de la Guardia Nacional.
Hasta ahora las cifras no han variado, incluso se han negado, confrontado, so pretexto del ya connotado “yo tengo otros datos”; pero hechos como lo de Aguililla no son tema menor, pues es a la vez un reflejo de lo frágil de nuestras instituciones de seguridad, gubernamentales, políticas, por ejemplo.
También resulta curioso, si hacemos una retrospectiva del discurso, incluso de los tweets, y observaremos que lo mismo que recriminaba AMLO hace tiempo, se enfrenta ahora a esos problemas de seguridad, que no son cosa sencilla.
Ya hemos observado que tampoco fue útil combatir de frente a los cárteles de narcotráfico, si bien han caído ya varias cabezas, surgen otras, agravando aún más la situación. Resultará muy interesante ver si las cosas han cambiado positivamente desde el lejano 2010, en el que el cineasta Luis Estrada mostraba su satírica película El Infierno y comparar si en efecto las cosas han mejorado, pues ya es demasiado peligroso minimizar hechos que antes condenaban, finalmente es uno de los vaivenes de vivir en una democracia.
