COVID-19: democracia y autoritarismo en la pandemia
mayo 1, 2020Entre todos los retos que como sociedad a nivel global debemos asumir, está el cómo va cambiar radicalmente nuestras vidas esta pandemia. Sin duda la convivencia y las normas sociales se tendrán que adaptar, aunado a otras actividades que realizamos como seres humanos.
Por otra parte, está la economía, la cual además de verse afectada ya, tendrá que replantearse seriamente, para algunos especuladores que ven como un duro golpe al modelo capitalista; sin embargo, hasta ahora no se ha visto colapsado, sino que ahora la compra de bienes y servicios se ha adaptado al comercio electrónico o a bienes-servicios esenciales.
A estas alturas del año, países como Italia, China e incluso España han vuelto a una relativa normalidad, con ciertas medidas aún; no así con México pues apenas vamos en plena fase 3, que podría extenderse hasta julio o tal vez agosto, cuando podamos volver a nuestras actividades, aunque tal vez no como las conocíamos.
En este tenor entra lo que le da título a este artículo, que es el aspecto de cómo los regímenes, sistemas políticos, afrontarán los grandes cambios. Por ejemplo, en 1929 el mundo entró a una crisis económica que dio a su vez un descontento social que en algunos países provocó una crisis en las democracias liberales constituidas hasta ese momento, dando paso a gobiernos de tipo totalitario o bien autoritarismo dependiendo del concepto como tipología que se dé al respecto.
Tal vez, como dijo nuestro presidente, esta crisis vino como anillo al dedo, aunque no necesariamente para la consolidación de su proyecto político, pues por qué en un mundo cada vez más basado en los derechos individuales, de las minorías, del correctismo político, hoy vemos que las facultades del Estado por causa de pandemia y de esto seguir empeorando puedan extralimitarse a no ser que existan contrapesos.
Y señalo, viéndolo de manera perversa, quizá inescrupulosa, el statu quo está como para que los Estados pudieran en determinado caso suspender las garantías, derechos individuales de sus gobernados. Sin caer en conspiraciones ridículas estamos en la posición ideal para que el gobierno nos diga qué hacer y no hacer.
Si bien esto es un asunto de efectiva colaboración gobierno-ciudadanía, aminorar los efectos de esta pandemia mundial dependerá de ambas partes en reforzar la idea del pacto social, para que los grandes avances en materia democrática y de derechos no se pierdan; debemos volcarnos en aprender de la historia, aunado a que la clase política se olvide de ambiciones personales o tentaciones del poder.
Gildardo Ledesma
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Fotografía: Cottonbro / pexels.com