Las oligarquías, dentro de la discusión democrática moderna
febrero 25, 2021 Desactivado Por La Opinión deGracias por seguirnos acompañando en este mes de los enamorados. Si bien en redes sociales se le escribe al amor, no todo lo que sucede en ellas lo es así. El 2020 puso a prueba hasta las democracias y las economías más consolidadas del mundo, con el resultado del manejo de la pandemia, por ejemplo, en los Estados Unidos llegó a su fin la era de Donald Trump, en medio de una polarización casi generalizada, acompañado de una concentración del extremismo, muy propio de sus seguidores.
Con la salida de Trump y su censura en redes sociales, para ser más específicos en Twitter, entramos a un debate nuevo, sobre el uso estos medios de comunicación y el alcance que tiene hasta en nuestro derecho a la libertad de expresión, aquí es donde nos preguntamos, ¿hasta dónde llega este derecho?, pues si al hombre más poderoso del mundo le censuraron ¿que esperar de nosotros?
Partimos de la premisa que Facebook, Twitter, e Instagram, así como otras redes son empresas privadas, con términos y condiciones que representan su contrato de uso, pero que, sin embargo, para la mayoría de nosotros esos pequeños grandes detalles nos resultan poco interesantes, resultando desapercibidos ante el ánimo de usarlas y estar al día.
Hablar del mundo digital es simple: si no tienes presencia en las redes, simplemente no existes, porque incluso en los medios tradicionales de comunicación, sean estos periódicos, emisoras de radio o cadenas de televisión, han trasladado gran parte de su principal contenido, ahorrándose tiempo y dinero; su presencia es ya obligada, pues es el lugar idóneo, donde surgen las ideas, se crea la polémica y se discute a profundidad los temas públicos. Un espacio estratégico para la publicidad mercadotécnica segmentada.
De esa manera las gigantes empresas, dueñas de esas tecnologías, mejoran la calidad en sus servicios, a la par del desarrollo de la inteligencia artificial, siendo cada vez más notorio su poder de facto; incluso me atrevería a comparar ese gran poder con el de cualquier gobierno del mundo de primer orden, por su gran influencia. Convertidos en dueños de nuestros datos personales, como fotos, videos, mensajes privados, etc., haciendo una analogía con el valor del oro, joyas y otros metales preciosos en la antigüedad, o el oro negro que en su tiempo fue el petróleo, hoy ese oro son los datos.
Aquí la pregunta relacionada a la censura de ideas o posturas políticas: ¿hasta dónde puede llegar un mandatario a expresar sus ideas?, ¿a que le temen estas empresas?, ¿será al caos social?, si la corrección del orden público es monopolio exclusivo del estado. Independientemente de que si estamos de acuerdo o no con los mensajes y llamados realizados por Trump, la realidad es que las democracias, a la par de sus gobernantes, se están convertido en víctimas de una pequeña oligarquía monopólica de directivos.
La interrogante principal será determinar ¿quién debe regular el límite de la libertad de expresión en redes sociales?, cuando estás nuevas realidades han quedado fuera del marco legal de diversos países, dejando de lado la decisión judicial y una posible apelación por parte del censurado. Sin duda la nueva discusión democrática es esto. Porque, aunque los gobernados no seamos las victimas principales de la censura política, tenemos el derecho a la información gubernamental.
La extensión de nuestro derecho a la información pública del tipo social, política o gubernamental, así como a la vida privada de los mandatarios y su relación entre éstas; es decir, que aunque son cosas diferentes, tanto las decisiones, como los actos políticos, estos son totalmente personales, por parte del gobernante en turno, ya que el comportamiento decisivo de éstos, sí resulta afectable para los gobernados y las sociedades, de ahí la importancia de encontrarnos debidamente informados de cada acto personal del mandatario.
Regresando a nuestro país, hacemos énfasis que el modelo comunicacional político mexicano es caduco, y de lo bueno que se le puede imitar a Estados Unidos, es que el presidente de la República en turno y los gobernadores, puedan hablar libremente, sin restricción alguna durante las campañas políticas; asimismo, pueden apoyar libremente a sus candidatos, pero en la lógica quienes aún tienen una visión de la era priista, consideran que esto sería interferir directamente en la elección y es correcto, pero valdría la pena romper con modelos viejos.
El árbitro electoral debe entender los cambios drásticos y rápidos del mundo digital, así como dimensionar la gran popularidad que aún mantiene el presidente López Obrador, su persona y su gobierno; es el tema político central obligado, en las campañas electorales, gracias a que todavía no existe un discurso opositor bien estructurado. De ahí que el presidente tenga la libertad de hablar de cualquier tema, es casi natural, es parte de nuestro derecho a la información, para contrastar ideas y crear un debate democrático efectivo.
Lo más importante es lo que usted opina. Sugerencias y opiniones al correo raul.alejandro.villafuerte@outlook.com.
Alejandro Villafuerte
Twitter: @ra_villafuerte
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