La presea pendiente
agosto 13, 2021Tras un año de espera a causa de la pandemia global, el olimpismo se reanudó en la monumental ciudad de Tokio, Japón. El país del sol naciente, potencia tecnológica, educativa y científica, tuvo que arreglárselas para la organización del trascendente evento internacional.
Los Estados Unidos, China y Japón, los máximos ganadores del deporte mundial, mientras que nuestro país se quedó situado en el lugar no. 84 del medallero general, esto representa un retroceso significativo respecto a las justas anteriores, por lo que echarle la culpa a los atletas sería una salida fácil y cobarde, puesto que las únicas cuatro medallas de bronce, representan la punta del iceberg del enorme reto y de la gran problemática que existe en materia deportiva.
Ha quedado demostrado que talento mexicano ha existido, no sólo en el deporte, sino también en otras ramas como en la ciencia y la tecnología; tales como la física, las matemáticas, la química o la robótica, etc., que aun los que participan ganando los primeros lugares o al ser seleccionados internacionales, siempre se presenta el mismo problema, “necesitamos de mayores apoyos”.
Tanto el deporte como la ciencia siempre tienen obstáculos que no permiten a nuestro país destacar en lo más alto, y surgir como una como potencia emergente: la corrupción y el influyentísimo, los dos principales enemigos del presente y del pasado, los cuales el actual gobierno pregona haberlos eliminado, pues sólo han sido eliminados en el discurso oficial, pero no en la práctica.
El acceso a la práctica del deporte es para todos cuando se trata del deporte popular o al simple ejercicio físico, sin embargo, las cosas se dificultan cuando se pretende practicar otra disciplina, sin duda se trata de uno de los grandes retos, pues casi todo el deporte olímpico es de propiedad estatal en cuanto a infraestructura e inversión, a excepción del futbol, de inversión tanto pública y mayormente privada.
El acceso a la práctica del deporte profesional definitivamente no es para todos, debido principalmente a la gran falta de infraestructura, la cual sólo se concentra en las villas olímpicas, de las grandes ciudades del país. Más otros factores políticos y gubernamentales que son de mayor prioridad para los gobiernos de los tres niveles que terminan por imposibilitarlo.
Vale la pena analizar los extintos fideicomisos en materia deportiva, las becas que ya no se otorgan a los atletas del alto rendimiento, ni hablar de la falta de incentivos. Hoy, más que hacer una severa crítica al gobierno, es necesario voltear a ver a otros países y fijarse en lo que están haciendo bien, pero también reconocer lo que en gobiernos pasados se hacía de forma correcta.
Estamos tan cerca del país más ganador en el mundo y no de voltear a ver sus políticas públicas, sus programas de gobierno e inversión pública y privada en su sistema educativo y el impacto que esto conlleva en la práctica e implementación del deporte colegial, el deporte universitario, hasta llegar al deporte profesional.
Vale la pena recordar la frase del general Porfirio Díaz Morí, citada hace unos meses por el presidente López Obrador, en la reunión que sostuvieron con el mandatario de aquel país vecino, “Pobre México tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios”, hoy les cae sin duda a las autoridades como anillo al dedo, para comenzar a reconocer e impulsar mejores políticas públicas, tras el gran retroceso de nuestro país en las justas de Tokio 2020.
Alejandro Villafuerte
Twitter: @ra_villafuerte
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