La nueva refinería: un negocio bueno con una idea mala
octubre 15, 2018Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha sido un constante crítico de la política energética seguida tanto por Enrique Peña Nieto cuanto por Felipe Calderón. Dos cosas en particular ha criticado constantemente son el aumento sostenido en el precio de los combustibles y el aumento en la proporción de gasolina que es importada. Ambos son, sin duda, retos que debe atender su administración. El primero, por la innegable presión inflacionaria que ejerce el aumento en la gasolina y la carga que represente al ingreso del mexicano promedio. El segundo, porque es una de las causas del primero y porque pone en evidencia la falta de seguridad energética que enfrentamos. De nuevo, el problema no es que se hayan identificado éstos como retos, sino la forma en que se pretende atenderlos.
Para atender este reto, se propone expandir la capacidad del sistema nacional de refinación. No hay duda de que las refinerías existentes están ya desactualizadas, sin embargo, su capacidad ya excede la producción. Petróleos Mexicanos (Pemex) ya está obligado a importar crudo ligero para alimentar las refinerías. Y eso si consigue a quien comprarle, porque la primera licitación tuvo que ser declarada desierta. ¿Por qué, entonces, se quiere expandir esa capacidad, cuando solo llevará a una mayor importación de crudo? No solo se quiere modernizar las refinerías existentes, sino que se quiere construir otra en Dos Bocas, Tabasco. Ya el tema de que se quiere construir sobre el mar es para otro día.
La respuesta podría ser muy simple: es un gran negocio. Existen potencias petroquímicas, como Singapur, que no tienen una gota de petróleo. Pero ese no es plan. Un mejor plan sería modernizar las refinerías existentes y solo pensar en construir una adicional si la producción lo demanda. O, en un cambio completo del modelo de negocio, vender crudo pesado, por una parte, y refinar crudo ligero (nacional e importado) por la otra. Lo que es una realidad es que, en las condiciones actuales, aumentar la capacidad de refinación solo llevará a aumentar la dependencia energética del país. México ya importa más del 80% del gas natural y más del 75% de la gasolina/diesel que se consume en el país.
Los dos yacimientos anunciados por Pemex esta semana, si bien excelente noticia, son insuficientes para cubrir el déficit de petróleo crudo ligero que enfrentamos. Solo mediante una agresiva estrategia e inversión en exploración y producción, notablemente en aguas profundas y en yacimientos no convencionales, se logrará una producción de crudo ligero suficiente para satisfacer las necesidades de nuestras refinerías. Pero perseguir esa estrategia no va a tener resultados inmediatos y puede enfrentar a AMLO con amplios sectores de su base, cosa que el Presidente electo puede no estar dispuesto a hacer.