La amenaza fascista

La amenaza fascista

octubre 28, 2018 Desactivado Por La Opinión de

Fran Olucha Sánchez

El fascismo es un movimiento ideológico autoritario caracterizado, en general, por el uso de la violencia, surgido en los años 20, cuyo auge estuvo en los años 30 del siglo pasado. Hoy en día, lo relacionamos a aquellos años pensando que está casi extinto. Aun así, existen partidos, sindicatos u otras plataformas que han utilizado la extrema derecha para incidir en la vida política y social. Siempre han estado presente en cualquier país.

Ahora asistimos a una época de una repentina fuerza de estos actores políticos con posibilidades de ganar elecciones. Tal es el caso de los comicios presidenciales de Francia en los que Le Pen llegó a la segunda vuelta y Strache quien se quedó a pocos puntos de la presidencia en Austria.

Muchos dudan que estos partidos tengan esta inspiración ideológica, principalmente porque ellos mismos no se autodenominan así y han conseguido “blanquear” su propia imagen. El discurso maniqueo de incitación a la violencia contra todo aquello que no cumple las pautas estándares, a través de actitudes misóginas, xenófobas y homófobas son cualidades de estas nuevas corrientes de la extrema derecha populista.

Ahora bien, estas características son propias de los regímenes fascistas de los años 30 alentando contra un enemigo externo, en algunos casos, inexistente. La mejor expresión es el tweet, que recorría Internet, del politólogo Andrés Malamud que rezaba: “La paradoja brasileña: elegir a un fascista de verdad, creyendo que es de mentira, por miedo a un comunismo de mentira que creen que es de verdad”.

Hoy, como decía el tweet, la extrema derecha tiene la gran posibilidad de llegar al gobierno de uno de los países más importantes de América Latina y del mundo: Brasil. El candidato de la extrema derecha, Bolsonaro, que pasó a la segunda vuelta con un 46% de los sufragios, está rozando la gloria presidencial. Mientras han corrido ríos de tinta para despotricar sobre Bolsonaro, se debería reflexionar qué es lo que ha producido toda esta situación. En mi opinión, este fenómeno ha sido consecuencia de una concatenación de diversos factores, que se lleva desarrollando en la política brasileña.

Un punto de inflexión sería la votación de la destitución de Dilma, en la cual Bolsonaro homenajeó al torturador de la expresidenta brasileña y dio pasó a la presidencia de Temer. Este hecho fue fraguando un sentimiento antiestablishment entre la sociedad brasileña, especialmente contra el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Además, el establishment puso en marcha la maquinaria para negarle la libertad a Lula y, en última instancia, la de su derecho a sufragio pasivo también.

Mientras tanto, Bolsonaro fue la hormiga que trabajando poco a poco y con sus polémicas declaraciones se fue haciendo un hueco hasta aglutinar un nutrido apoyo popular, añadiéndole la imposibilidad de que Lula se presentase, se acabó situando primero en las encuestas. El atentado que Bolsonaro sufrió fue la guinda al pastel. Todos estos sucesos, y posiblemente más, han llevado al nuevo fascismo a las puertas del Palácio da Alvorada.

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