Consideraciones sobre la libertad de expresión
noviembre 7, 2018Hugo Monroy
Dijo Voltaire, “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”. Esta frase encierra el amplísimo debate que persiste sobre la libertad de expresión.
Sabemos que la libertad de expresión es un elemento crítico para la democracia, el desarrollo y el diálogo –sin ella ninguna de estas palabras podría funcionar o prosperar–. La libertad de expresión es un derecho universal que todo el mundo debe gozar. Todos tienen el derecho a la libertad de opinión y de expresión; éste incluye el derecho a mantener una opinión sin interferencias y a buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de difusión, sin limitación de fronteras, tal como lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En la historia reciente, principalmente los siglos XIX y XX, se han dado movimientos y luchas por la libertad de expresión, que han costado vidas humanas, pero que, sin duda, lograron importantísimos avances en la materia.
Escribo al respecto de la portada de la revista Proceso de esta semana, en la cual aparece el Presidente electo, acompañado de la frase “el fantasma del fracaso”, cuyo artículo no representa la posición editorial del semanario, sino que se refiere a una entrevista concedida por el analista Diego Valadés; sin embargo, desató polémica e intercambios de dichos.
El asunto que rescato en estas líneas es sobre el supuesto ataque de Proceso hacia Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero cabe recordar que esta revista, desde su creación, en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, ha sido crítica del sistema y ha dedicado innumerables portadas para los titulares del Poder Ejecutivo en turno.
En días recientes leí el texto de Julio Scherer García Los Presidentes, en donde se da cuenta del surgimiento y vida de la controversial revista, de las amenazas, desacreditaciones e intentos de bloqueo que padecieron su fundador y colaboradores. En ella se expusieron los excesos del poder, por eso quedó en la memoria colectiva aquella frase de José López Portillo “no pago para que me peguen”, en clara represalia que motivó el retiro de la publicidad oficial.
Retomando al actual Presidente electo, considero como una muy mala señal que descalifique a todos aquellos que no piensen igual y no celebren sus actos. Se ha vuelto cotidiano el término fifí, como un adjetivo peyorativo y discriminatorio, que establece división entre el pueblo bueno –además pobre– y la mafia del poder –ricos– que sólo se preocupan por sus intereses, que son negativos para el resto del país. En un México, con amplísimas diferencias, todos perdemos ampliando la brecha y separando a la sociedad. El discurso de odio debe ser erradicado.
DE PILÓN
- En el Senado de la República, Morena y el Partido del Trabajo (PT) promueven la desaparición de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), para crear la Defensoría del Pueblo que, dicen, tendrá mayor fuerza y atribuciones ¿nos conviene desaparecer una institución como la CNDH?
- Con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, en las ciudades de Panamá y Dallas están de fiesta; sus aeropuertos de Tocumen y Fortworth, respectivamente, seguirán siendo los principales hub de la región para los vuelos de conexión, lo que representa una gran derrama económica vía la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA), que pagamos cada vez que despega un avión.