Realidades a modo
noviembre 20, 2018 Desactivado Por La Opinión deCuando leemos 1984, de George Orwell, o Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, visualizamos un mundo futuro distópico que nos parece aterrador, reprobable e improbable… pero podríamos decir que ya estamos ahí.
Para abril de 2018 la población mundial era de 7.6 mil millones de personas, de las cuales 3.03 mil millones son usuarios activos de redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, etc.), es decir, el 40% de la población mundial tiene acceso y uso constante a dichas redes.
Los algoritmos, en palabras simples, podrían definirse como el conjunto de pasos que sirven para ejecutar una tarea, o bien, aquellas matemáticas que utilizan las computadoras para resolver problemas o tomar decisiones y son utilizados en cosas tan cotidianas como los videojuegos o en cuestiones más complejas como en la bolsa de valores.
La tecnología algorítmica empezó a cobrar fuerza en las redes sociales a partir de la mitad de la presente década. Los algoritmos utilizados por Facebook se basan en las interacciones más importantes de cada usuario y en el grado de aceptación a través de las reacciones hechas, lo que hace mostrarte a futuro qué publicaciones podrían gustarte, mediante una organización del orden en el que aparecerán las publicaciones en la línea del tiempo de cada usuario.
En Twitter existe la opción de elegir qué tweets queremos ver primero y ordenarlos por orden cronológico o por relevancia, tomando en cuenta las interacciones previas mediante la creación de un perfil muy detallado.
A pesar de que los algoritmos utilizan la información personal para crear perfiles, parecen ser inofensivos y hasta benéficos para estrategias de mercadotecnia digital. Lo criticable emerge cuando esos inofensivos algoritmos son utilizados para la conveniencia de terceros; tal es el caso de Cambridge Analytica; Alexander Nix, el ex CEO de esta empresa, ha manifestado que han utilizado algoritmos para cambiar el comportamiento de toda una audiencia en campañas políticas-democráticas, en diversos países como Argentina, Brasil, Colombia, Reino Unido, Estados Unidos y México.
El gran problema del uso de algoritmos es que ya no llegan a los ojos de 3.03 millones de usuarios opiniones divergentes a la propia, ni tampoco información más amplia y objetiva a aquella que solo nosotros queremos ver. Cedemos nuestra información a terceros para que ellos generen una visión ideológica para cada uno de nosotros, una realidad a modo, una simulación de libertades, una distopía real.