Profesionalidad y profesionalización de la política
diciembre 2, 2018Recientemente leí un libro titulado ¿Por qué la gente odia la política?, de Ernesto Ganuza y Joan Font, que, como imaginará el lector, aborda la problemática de la desafección de los ciudadanos con la política y los políticos, a los que identifican alejados de la realidad social concibiéndose como uno de los principales problemas del país. Aunque el libro hace referencia a España, se encuentra literatura que sigue la misma línea en diferentes países y es una tendencia al alza a lo largo del mundo.
Uno de los puntos más importantes es la identificación de la política como algo institucional, ajeno a la sociedad cuando la política abarca otros ámbitos como el social, económico, cultural, etc. La concepción de la política como algo propio, tan sólo del ámbito institucional, hace que se haya producido un rechazo generalizado de la política. Se podría explicar debido a diversos factores como las decisiones tomadas, el alejamiento de la realidad social o la falta de canales entre sociedad e instituciones; sin embargo, un punto que apenas se ha tratado es el rechazo a la clase política.
En la ciencia política, el estudio de las élites es uno de los campos más prolíficos de esta disciplina y una de las corrientes más en boga es el estudio de la profesionalización de la política. Según el politólogo Manuel Alcántara, la profesionalización de las élites políticas tiene en cuenta varios factores, aunque principalmente son dos: la dedicación exclusiva a la política institucional y la ausencia de otra actividad profesional; en pocas palabras, gente dedicada a la política institucional. Estas personas han sido instruidas en comunicación política lo que se llama “políticamente correcto”; y, no necesariamente formados en cuestiones de teoría política o políticas públicas.
A diferencia de la profesionalización, la gente que se dedica a la política debe de tener una formación en diversos teóricos, para entender las posturas y raíces de sus ideas políticas que puedan llegar a poner en práctica. Esto último sería el anclaje de la profesionalidad, algo muy importante para enriquecer el debate de ideas y de políticas que se quieren implementar. Cualquier persona tiene derecho a ocupar un cargo público, pero alcanzado este estatus necesita de una formación técnica y política más allá de la profesionalización; es decir, en cuestiones de profesionalidad de ética, valores e ideas desde los partidos y/o las instituciones.
La acentuación de la profesionalización y la falta de profesionalidad puede producir un escenario que cada vez es más común en diversos países, que es la proliferación de líderes como Trump, Le Pen o Bolsonaro. El rechazo a lo políticamente correcto hace que la gente se aproxime a aquellos que tienen un discurso maniqueo sin complejos y sin eufemismos. Porque a la gente no le gusta que la traten de idiota. Un error muy habitual en la profesionalización de la política que se paga con la expulsión de las instituciones y la entrada de opciones de corte extrema derecha.
Fran Olucha-Sánchez