Nostalgia por el pasado
diciembre 10, 2018El 1 de julio de 2018 los mexicanos votamos por quien considerábamos el mejor perfil para dirigir los destinos de nuestro país; muchos sufragamos por una opción distinta a Andrés Manuel López Obrador (AMLO); sin embargo, una mayoría contundente, en porcentaje y número de votos, decidió que el Presidente de la República para el periodo 2018-2024 fuera el candidato de Morena, López Obrador.
La nueva oposición, contrario a lo sucedido por AMLO y sus seguidores en 2006 y 2012, aceptó la derrota y reconoció el triunfo del candidato de Morena-PES-PT; la tercera transición se daba en un clima de fiesta democrática y madurez republicana.
Los ganadores, embelesados por el triunfo, se asumían los constructores de un nuevo México; los perdedores, con la dignidad de no haber traicionado su ideología y sus principios, pero con la confianza de vivir en una democracia en la cual las instituciones funcionan, pero, sobre todo, en la que la decisión de la mayoría es mandato supremo, no cuestionaron un triunfo legítimo.
Pasarían cinco meses de transición, en la que las decisiones del futuro Presidente, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), provocaron el desplome de los mercados de valores, la depreciación del peso y la desconfianza de los inversionistas.
Finalmente, el 1 de diciembre, AMLO rindió protesta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con un larguísimo discurso frente al Congreso de la Unión y a sus invitados, en la Cámara de Diputados.
Lo preocupante es que el Presidente López Obrador se asume como líder moral y guía espiritual de México; no actúa ni como Jefe de Estado ni como Jefe de Gobierno, lo hace como opositor permanente de los fantasmas del pasado. No respeta la división de poderes. Se erige como el Poder sobre los poderes.
El Legislativo está subordinado a sus deseos, por no decir a sus caprichos; las mayorías que tiene tanto en la Cámara de Diputados, como en el Senado de la República, le permiten “metérsela doblada” (a decir del intelectual de izquierda Paco Ignacio Taibo II) a quien él decida, pues los “legisladores” de Morena y aliados son sólo levantadedos.
Al Poder Judicial busca someterlo a través de la reducción de salarios, mientras su Secretaria de Gobernación, la Ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, goza de una jubilación millonaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a la cual debería de renunciar, en congruencia con el discurso de la “austeridad republicana”. AMLO ha dicho que los Ministros de la SCJN “son deshonestos e insensibles”.
Mientras en el discurso habla de una auténtica división de poderes y respeto a la misma, en los hechos busca someterlos a su voluntad. El Presidente López Obrador tiene nostalgia por el pasado, el pasado de la presidencia imperial.
LA CUADRATURA
En 2017, México tuvo un máximo histórico de 21.3 mil millones de dólares de ingresos por turismo, sin embargo el nuevo gobierno ha decidido desaparecen el Consejo de Promoción Turística y ProMéxico. ¿Cuál es la lógica de la administración lopezobradorista?