Umberto Eco
enero 8, 2019Desde tratados o novelas, hasta la historia de la belleza, estupidez o lugares legendarios, Umberto Eco fue una de las últimas grandes voces de la literatura; escritor, lingüista, filósofo, periodista, entre otras cosas. Eco fue un hombre que sabía la importancia que tenía la lectura y el conocer la historia para el desarrollo de las personas y sus obras: “El que no lee, a los 70 años habrá vivido solo una vida. Quien lee habrá vivido 5,000 años. La lectura es una inmortalidad hacia atrás”.
Aunque eso sí, leer a Eco representa un verdadero reto; sus textos, por muy atento que sea alguien, requieren por lo menos de dos veces para poder encontrar toda la cantidad de cosas que escondía el escritor italiano entre líneas.
Recuerdo leer por primera vez, en la universidad, Apocalípticos e integrados, un texto sobre la cultura de masas, que al ser una obligación se convirtió en un martirio. Un martirio que agradecería años después por el aprendizaje que trajo consigo mismo.
Después de eso, me aventuré con El nombre de la rosa, una novela simplemente brillante. Ya que si alguien leyó su famoso Tratado de semiótica general y quiere verlo bien ejecutado, Don Guillermo de Baskerville deja ver a Sherlock Holmes, o cualquier otro detective que se les ocurra, como un simple niño en cuanto al análisis de los detalles.
Después de eso no pude parar, continué con El péndulo de Focault, un libro que al terminarlo tuve que empezarlo inmediatamente, por la gran complejidad en su historia, que hasta la fecha y después de leerlo dos veces, creo que aún no logro entender completamente.
Número cero para muchos se ha convertido en el manual de comunicación del siglo XXI, una novela periodística cargada de misterio; pero, lo que nos dejaba Eco, muchas veces la gente parecía empeñarse en no entenderle. Por lo que póstumamente llegó De la estupidez a la lectura, un libro que da conocer más abiertamente los pensamientos del escritor en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, a lo largo de su vida como escritor.
Así podría seguir narrando de libros de Eco que han dejado una contribución importante al lenguaje, de los que he leído o me gustaría leer, pero la idea es incentivar a alguien para que se adentre a la brillante mente de este autor. Umberto Eco no es para alguien que simplemente quiera leer por pasatiempo, es para un lector que busque un reto. A 87 años de su natalicio, recordemos que “el mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee”.