Política educativa, la decepción

Política educativa, la decepción

enero 31, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Cuando creíamos que habíamos visto todo en materia de política educativa, con el fracaso del Programa Enciclomedia, del expresidente Felipe Calderón, que representó un gasto estratosférico para la Federación y resultados nulos hasta su extinción. O bien, con las tabletas electrónicas gratuitas para niños de primaria, del expresidente Enrique Peña Nieto, programa cuestionado por la OCDE hasta su pronta conclusión. Llega una nueva política educativa del actual gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador que, a decir del historial nacional en este ámbito, aun cuando no esperábamos nada logró decepcionarnos; me refiero a la estrategia educativa en materia del aprendizaje del idioma inglés.

Esteban Moctezuma, Secretario de Educación Pública, declaró textualmente “a través de una plataforma muy poderosa puede dar un maestro, que no sepa inglés, la enseñanza del inglés”. Para contextualizar esta afirmación es menester remontarnos al Nuevo Modelo Educativo, propuesto por el anterior gobierno, el cual planteó una Estrategia Nacional de Inglés. Por esta política, los estudiantes normalistas de todo el país recibirían clases de inglés para, eventualmente, enseñarlo a sus educandos. Moctezuma justifica su propuesta verosímilmente: capacitar a los normalistas es una estrategia adecuada, pero de largo plazo; en el corto plazo es necesaria una estrategia complementaria, pero que enseñe inglés un maestro que no sabe inglés ¿es una política adecuada y factible?

De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, el último censo realizado en materia de equipamiento tecnológico escolar arrojó como resultados que el 35% de las escuelas primarias, el 65% de las escuelas secundarias y el 75% de las instituciones de educación media superior públicas, en México, cuentan con al menos una computadora para uso educativo en el plantel. Indudablemente las cifras mejoran año con año; sin embargo, estos datos permiten presuponer que aparejada a la “poderosa plataforma” para la enseñanza del inglés, tendrá que implementarse, previamente, una poderosa estrategia de equipamiento digital en las escuelas públicas. Luego habrá que confiar en que la plataforma digital será de calidad y cumplirá con su función.

Lo peculiar es que tanto esta política educativa, como las dos expuestas al principio de esta columna tienen claramente una base común: la creencia de que la tecnología resolverá los problemas de fondo de la educación en México ¿esta vez la tecnología vencerá?

Yolanda Gutiérrez

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