El sexenio del descaro
febrero 19, 2019La plataforma política y electoral del ahora señorpresidente tiene un eje muy claro, en el cual se ha basado el grueso de su campaña: la crítica a la (innegable) corrupción que permea al país; sin embargo, el gobierno de AMLO está probando ser, sino igual de corrupto que sus predecesores, en términos monetarios, sí más cínico o por lo menos más descuidado. Gobiernos anteriores buscaban esconder sus malas prácticas en el cumplimiento, en apariencia, de normas y procedimientos. El gobierno actual no cumple con esa tarea. Es casi un reto a la ciudadanía.
AMLO lleva apenas 70 días en el poder, pero ya se pueden identificar ejemplos que dan pie a preguntas y que, de haber ocurrido hace unos meses, hubieran sido señalados por la entonces oposición como inequívocos ejemplos de corrupción e ilegalidad. Primero, la dichosa compra de pipas para resolver el desabasto de gasolina, provocado por la estrategia de lucha contra el huachicoleo: 671 pipas adquiridas sin licitación pública (debido a la urgencia… que bueno que si se tiene prisa no se es corrupto), a empresas a las que Pemex ya había comprado adjudicación directa (claro, si se hacía antes era corrupto… ahora que AMLO lo hace, no). Además, las pipas no cumplen con la NOM aplicable, pero no hay problema… la SCT les otorga un acuerdo para que operen fuera de la ley. ¿Tranza? Tal vez no, pero definitivamente no habla de una mejora en las instituciones ni en el Estado de Derecho.
Segundo, Banco Azteca seleccionado para distribuir los apoyos del Gobierno Federal, sin licitación y sin contrato. La respuesta de SHCP, de que no se necesita licitación ni contrato porque los servicios financieros no caen en la Ley de Adquisiciones, es completamente inaceptable y refuerza la apariencia de impropiedad. Un gobierno transparente debería actuar al revés: incluso si la ley no lo pide, hay que adoptar las mejores práticas en vez de justificar las peores. No dudo que se pudo diseñar una licitación en la que Banco Azteca hubiese podido ofrecer las mejores condiciones, pero el gobierno no consideró importante demostrar su compromiso con la transparencia y con el cumplimiento del espíritu de la ley. Por si fuera poco, el hecho de que Banco Azteca sea propiedad de uno de los asesores empresariales del señorpresidente es un claro potencial de conflicto de intereses.
Tercero, la asignación de contratos petroleros sin licitación. Para evitar cualquier apariencia de impropiedad en la implementación de la reforma energética, la Sener y la CNH diseñaron subastas que se convirtieron en un referente internacional de transparencia, con un regulador independiente en el que no existía contacto directo entre el contratante y el contratista… un proceso sobre el cual AMLO reconoció no haber podido encontrar indicios de corrupción. Pero de las Rondas se pasó a invitaciones restringidas, administradas enteramente por Pemex, una de las empresas paraestatales más corruptas del mundo. De nuevo, el hecho de que la empresa beneficiada sea propiedad de empresarios cercanos al Gobierno Federal refuerza las dudas.
Como matiz… yo no estoy acusando de corrupción a las empresas que surtieron las pipas, a Banco Azteca, ni a Mexoil, pero la apariencia de impropiedad es innegable. Que ganas de no hacer las cosas bien, cuando llevan años criticando. Nada, o muy poco, le hubiera costado al Gobierno Federal operar con mejores prácticas, dejar de aprovechar las lagunas y los tecnicismos en la ley que tanto han criticado. Pero no lo hacen. ¿Son entonces corruptos? ¿Ineptos? ¿Deshonestos, por lo menos, al haber prometido no incurrir en prácticas de opacidad e impropiedad? Ya si van a robar, lo menos que se les puede pedir es que se tomen la molestia de cumplir la ley, por lo menos en apariencia.