Creación de instituciones sólidas

Creación de instituciones sólidas

febrero 24, 2019 Desactivado Por La Opinión de

¿Qué pasará cuando se vaya AMLO del poder? Es la pregunta que todos se cuestionan, incluso él. ¿Seguirá la cuarta transformación? ¿La corrupción se erradicará y nunca volverá? ¿Los servidores públicos serán exorcizados de la tentación por robar? Estas son algunas de las incógnitas que se generan al analizar la coyuntura política de nuestro país, sin embargo, es preciso señalar que el ímpetu que caracteriza a nuestro Presidente, difícilmente se verá replicado en cualquier otro político; es decir, al dejar la presidencia AMLO, pudiese ser que los efectos adversos del tándem corrupción/impunidad volviesen a corroer nuestro sistema político.

Los esfuerzos individuales y unipersonales tienen una esperanza de vida muy corta (en un régimen democrático), ya que las administraciones tienen plazos perentorios. Es por ello que todo demócrata sabe que la mejor forma de otorgar un legado a sus gobernados es mediante instituciones y leyes que conformen un marco jurídico ad hoc a las necesidades de su sociedad. La crítica a diversas instituciones y su autonomía, deja entrever una cierta animadversión de nuestro Presidente por todo aquello que no le permite gobernar de manera cómoda. Es cierto que la creación de instituciones autónomas debilita, y en cierto sentido usurpa, el ejercicio de gobierno de los Estados; es también cierto que no podemos juzgar las autonomías de aquellas con los ojos de cuando fueron creadas, como impolutas o ajenas a los intereses políticos, ya que sus miembros tienen intereses facciosos y en muchas ocasiones incurren en acciones ilegales y/o ilegítimas, como en el caso del comisionado de la CRE.

No obstante, al iniciar esta cuarta transformación debiesen de existir algunos considerandos que de pasar desapercibidos pudiesen ser nocivos para la viabilidad de la misma: a) si han existido conflictos de interés o corrupción de órganos autónomos, se debe de juzgar y sentenciar legalmente a sus autores, no desde el juicio público de “las mañaneras”; b) los nombramientos para la sustitución de los servidores públicos de la pasada administración, en organismos autónomos, deben ser de la más alta calidad para garantizar que su desempeño se ajuste a las necesidades de la labor a realizar; c) el desmantelamiento de “sus instituciones” no fortalece a la actual administración, por el contrario, la debilita.

La debilidad estriba en que el Presidente o la Presidencia no son entidades panópticas, su labor no reside en vigilar cada uno de los actos de corrupción de sus allegados y/o organismos autónomos; por el contrario, debe darle dirección al mandato del soberano para que el proyecto que encabece llegue a buen puerto. El fortalecimiento de las instituciones es la mejor fórmula que puede existir para que el legado de un transformador sea perenne, porque el entramado que las conforma puede sustentar, sin importar quien se encuentre a la cabeza, el mandato para el que fueron establecidas. No importa quién sea el encargado del NHS en Inglaterra o de la CIA en USA, sus obligaciones serán cumplidas porque existe una estructura burocrática institucional que se rige por fundamentos que se pueden anteponer ante personajes que vayan en sentido contrario al espíritu para el que fueron concebidas.

Por ejemplo, aún cuando el Fiscal General de la República goza de amplia aceptación y reconocimiento por su trayectoria, fue un error haberlo nombrado, ya que finalmente fue la réplica del fiscal carnal que sería Cervantes para el PRI. Lo anterior, debido a que éste estará sujeto a los designios de su jefe y la institución encargada de velar por el cumplimento del Estado de Derecho, tendrá vicios de origen, lo cual restará legitimidad a la Fiscalía. Es por ello que, despojar a las instituciones actuales de sus cabezas y nombrar en su lugar a personas poco capaces, sólo favorece a entorpecer la cuarta transformación a largo plazo, ya que si llega una nueva administración con otra visión gubernamental, las modificaciones realizadas previamente perecerán a la luz de la sucesión. Esto no sólo engloba a las entidades autónomas, sino que debiese incluir a todas las Secretarías y gabinete ampliado en nuestro país, porque las transformaciones deben iniciar con cimientos sólidos que no puedan ser socavadas por nuevos líderes con visiones disímbolas.

Roberto Mendoza

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