El país de las maravillas

El país de las maravillas

marzo 4, 2019 Desactivado Por La Opinión de

El país de las maravillas es un lugar de ilusiones, una tierra de sueños, espejismos y alucinaciones; lo gobierna un hechicero, quien seduce al pueblo con sus palabras y lo embelesa con sus promesas.

El mago ha creado un mundo ideal en la mente de sus seguidores, los cuales ven en él a una figura paterna; el proveedor de todo, para todos. El gran chamán realiza magnos espectáculos públicos, con los que seduce a la muchedumbre; se disfraza y personifica al sacerdote de las creencias populares.

El gran brujo tiene una poderosa bola de cristal, con la cual llega a todos sus seguidores, y con ayuda de los pregoneros, con los que se reúne todas las mañanas, difunde mentiras y calumnias de sus adversarios; a sus admiradores les sigue prometiendo dádivas.

El ilusionista tiene en sus manos el poder del oro, mismo que reparte entre los más fieles de sus partidarios; los cuales propagan las bondades de su poderoso guía. Sus vasallos están por todas partes y, todos rendidos ante su poder, cumplen sus caprichos, con la finalidad de no caer de su gracia.

Los devotos seguidores están cegados por el ensueño una vida mejor para ellos y para los suyos, sin tanto esfuerzo; y se entregan plenamente ante el embaucador.

Pero todas las bondades ilusorias del charlatán, traen consigo muerte y desesperanza; pues el oro utilizado para cumplir con todas sus promesas lo ha tomado de los espacios de beneficio comunitario; dejando sin salud, protección, atención y cuidado a mujeres, hombres, jóvenes, adultos mayores y niños; porque los obsequios no son para todos, pero los perjuicios sí.

El hipnotizador de las mentes débiles se cree dueño de todo, principalmente de la verdad, sus fieles siempre le dan la razón; pero será el tiempo, el cual no posee, el que desvele la realidad y, lamentablemente, desvanezca la entelequia de ese mundo imaginario.

LA CUADRATURA

El continuo histórico PNR-PRM-PRI, en el aniversario 90 de su fundación, está ante la disyuntiva de elegir a un dirigente que le permita resurgir de sus cenizas, como el Ave Fénix, o iniciar un proceso de descomposición, enfrentamiento y polarización que lo conduzca a su desaparición.

Alberto Lugo Ledesma

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