La política exterior de la 4T

La política exterior de la 4T

marzo 7, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Han pasado tan solo tres meses desde el inicio de la nueva administración federal, encabezada por el popular Andrés Manuel López Obrador, y no ha estado exenta de controversias. Un área primordial de cualquier Gobierno Federal, entiéndase esto en un mundo globalizado, es la de los asuntos exteriores; sin embargo, en esta administración, desde su primer discurso en la toma de posesión del ejecutivo, AMLO delineó la ruta a seguir de los próximos 6 años bajo la supervisión del canciller Marcelo Ebrard. No obstante, la nueva política exterior de dicho gobierno, dista poco de la de su antecesor, y como en las últimas décadas, ha dado pasos no solo mal vistos, sino diferentes y contrarios a su propia historia internacional.

Estas decisiones han llevado a México a un aislamiento, pero sobre todo lo ha llevado a perder su prestigio internacional que ha construido con el paso del tiempo desde su nacimiento en 1821. Un prestigio que había alcanzado su máximo esplendor a mediados del siglo pasado, con decisiones fuertes y firmes frente a los fenómenos internacionales; desde el mensaje enviado por el Presidente Benito Juárez con el fusilamiento del emperador Maximiliano de Habsburgo, a pesar de las protestas y presiones internacionales para perdonarle la vida; o el declive del Presidente Venustiano Carranza ante la propuesta alemana de atacar a los Estados Unidos.

Pero también en tiempos más recientes, su postura fue la de un país comprometido y preocupado por los asuntos internacionales, así como por la preservación de la paz y justicia internacionales, como la protesta frente a la expulsión de Cuba de la Organización de los Estados Americanos, siendo el único en hacerlo, o la condena por la usurpación del gobierno republicano de España a manos de los nacionalistas seguidores de Franco, recibiendo incluso miles de refugiados políticos e intelectuales.

Sin duda, una política internacional de mayor involucramiento que posicionaría a México como un país cercano y fuerte en la toma de decisiones a nivel global. Pronto, dicha política internacional cambiaría hacia una política más pasiva y, a veces, disimulada y omisa en temas de suma importancia, argumentando posturas históricas que poco o nada tienen que ver con ella; ejemplos de ello sobran, desde el “comes y te vas”, por parte del entonces Presidente Vicente Fox, hacia su homólogo cubano Fidel Castro, hasta su postura de no injerencia en el conflicto venezolano, de López Obrador, escudándose en la Doctrina Estrada.

Esta nueva versión de la política exterior ha excluido a México del protagonismo, siendo exhibido en algunas ocasiones y en otras teniendo una postura hasta ridícula; quedó aislado del Grupo de Lima que ejercía presión a Nicolás Maduro y del Grupo del Caribe, que llamaba a un diálogo entre las partes venezolanas, lo que de inmediato fue rechazado; ahora la Unión Europea tampoco lo ha tomado en cuenta en sus resoluciones, el autoproclamado presidente encargado de Venezuela realiza un viaje político por el continente americano con sus aliados en donde, evidentemente, no figura México como destino.

Al parecer, la política exterior de la 4T continuará bajo la línea discreta y omisa de los temas más relevantes del hemisferio americano y el mundo, entre otras cosas, porque al Presidente no le interesa y conoce poco sobre el tema.

Emmanuel Legorreta Rangel

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