¿Quiero un México de primer mundo?

¿Quiero un México de primer mundo?

junio 13, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Al ver esta pregunta ningún mexicano podría dar una respuesta que no sea positiva y es por ese motivo que escogí este tema como mi primera colaboración, un tema que nos une en la respuesta y que nos lleva a preguntarnos, ¿porque aún no llegamos a serlo? y es en esta pregunta donde las respuestas comienzan a variar dependiendo del individuo; algunos responderían que la culpa es de la corrupción, mal que por tanto tiempo ha dañado y podrido a nuestro país; otros agregarían que aunque se “combate la corrupción”, las decisiones impertinentes e impulsivas del gobierno nos siguen estancando, podríamos agregar como culpables a los malos empresarios, cúpulas de poder que solo buscan enriquecerse del pueblo, así como las políticas del Presidente norteamericano, Donald Trump, contra nosotros, etc., todo esto privándonos de los beneficios que podemos aspirar como país de primer mundo.

Pero qué hacemos como ciudadanos ante este conjunto de amenazas que afectan y seguirán afectando nuestro desarrollo, me hace pensar en “masiosare”, concepto que utiliza el autor Juan Miguel Zunzunequi en sus libros, sobre todo en el titulado Masiosare nuestro extraño enemigo. Apuntamos a todas estas causas internas y externas como culpables, pero no mencionamos nuestros actos ni lo que hacemos para frenarlas; como ya las tenemos identificadas debería ser fácil nuestro actuar en contra de ellas y por fin disfrutar de los privilegios y beneficios de pertenecer al primer mundo, como una riqueza bien distribuida, servicios de la más alta calidad, logrando los más altos estándares de vida y aprovechando las grandes oportunidades que esto conlleva.

Imaginándonos esto último, regreso a la pregunta, ¿qué hacemos como ciudadanos para lograrlo? Criticamos el mal servicio de los tramites en gobierno y los casos donde la burocracia entorpece cada movimiento, aunque al mismo tiempo nos sentimos superiores y vemos con muy buenos ojos cuando un conocido o familiar ocupa un cargo y nos agiliza las cosas o brinda un beneficio extra; vemos como la corrupción corrompe al sistema y al mismo tiempo queremos evadir impuestos, ofrecemos mordida o creemos que un trato entre empresas puede darse con mayor rapidez al ofrecer un incentivo fuera de la ley, claro siempre y cuando lo hagamos nosotros y sea para nuestro beneficio.

Ante injusticias o desastres, llegamos a hacer comentarios fuera de lugar o nos enfrascamos en discusiones dentro de las redes sociales que no ayudan a la situación en particular ni a prevenir futuros episodios del mismo nivel. Exigimos resultados en seguridad, por parte de las autoridades, y al mismo tiempo civiles desarman y someten a militares en Michoacán, después de que realizaron un decomiso de armas (lo cual es su trabajo y para garantizar seguridad).

Temas como el impacto ecológico, respeto a los animales y los valores esenciales, que trabajamos de manera enérgica y para que todos vean que participamos en días especiales, en campañas o cuando se ponen de moda, debemos traerlos en la mente día con día, para que no sea solo como el efecto de una gran ola y después pierda su fuerza, sino que continúe como el flujo de un río cada vez marcando más el camino.

Sin importar el partido en el gobierno, jamás tendremos los resultados que esperamos, mientras apoyemos a personajes con vicios, deshonestos y sin escrúpulos, solo por el objetivo de que éstos nos beneficien o esperando algo de ellos; tampoco tendremos el mejor gobierno si damos nuestro voto a quienes nos hacen promesas vacías y la única conexión que logran con nosotros es a través de temas que nos generan odio y coraje ante situaciones actuales. Hemos dejado que los candidatos y las campañas sean sin respeto, con ataques (ya sean ciertos o no) y sobre todo sin propuestas que realmente nos pongan a pensar quién nos llevará por un mejor camino y terminando por decidir cuál es el menos peor para que me gobierne.

Pero, aunque logremos exigir las mejores condiciones para elegir al mejor gobierno, si nosotros no entendemos que las acciones individuales son los tornillos que unen la gran estructura, el resultado será el mismo que hasta ahora. En palabras de Adam Smith, “la ambición individual sirve al bien común…”

Todos queremos un México de primer mundo, eso no está en duda, lo que está en duda, y solo nosotros mismos podemos responderlo con nuestro actuar, es: ¿estamos dispuestos a comportarnos como ciudadanos de primer mundo?

Andrés Castillo Enríquez

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