Mercantilización de la visibilidad LGBT+

Mercantilización de la visibilidad LGBT+

junio 20, 2019 Desactivado Por La Opinión de

La lucha por los derechos y la visibilidad LGBT+ tuvo un impulso la noche del 28 de junio de 1969. En un bar neoyorkino, llamado Stonewall, a donde asistían drag queens, transexuales, homosexuales en situación de calle y demás personas LGBT+, policías interrumpieron la noche, encendieron las luces y pidieron a la gente que se formara en una fila y mostraran sus identificaciones, con el fin de arrestar a “aquellos hombres vestidos de mujeres”; pero a diferencia de otras redadas, las personas en ese lugar se negaron a ser detenidas, se negaron a seguir siendo objeto de tratos crueles, inhumanos y degradantes, se negaron a seguir siendo negados, a seguir siendo invisibles.

La visibilidad LGBT+ está entendida como un fenómeno político-socio-cultural que tiene como fin la normalización de toda diversidad que salga de los límites de la heterosexualidad; podría decirse que la visibilidad LGBT+ es el derecho a ser uno mismo, sin que ello conlleve a ser discriminado, insultado o incluso asesinado.

A lo largo de la historia existen distintas luchas de la comunidad LGBT+, como lo son la despenalización de “prácticas homosexuales”, el matrimonio igualitario, la eliminación del estigma a los portadores del VIH, que la homosexualidad dejara de considerarse como una enfermedad, el reconocimiento de la existencia no solo de la orientación sexual sino también de la identidad de género, el combate a los crímenes de odio y la eliminación de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG). Todas estas luchas –algunas ganadas y otras en proceso– no hubieran podido ser posibles sin un factor en especial: la visibilidad, muchas veces ganada a base de disturbios y protestas, otras pocas mediante las vías jurisdiccionales y de políticas públicas.

Ahora bien, en conmemoración a los sucesos de Stonewall junio es el mes del orgullo LGBT+ a nivel mundial. En este mes resulta común ver la bandera arcoíris por todos lados, porque hay una cosa digna de resaltar y criticar: el orgullo LGBT+ vende y vende bien.

Me he percatado en redes sociales y en promocionales callejeros que existen empresas que mediante sus marcas solamente imprimen un diseño bonito con un arcoíris ¿y qué pasa después? Nada, solo vender, aprovechar esa visibilidad, aprovechar ese sentido de pertenencia, mercantilizar la dignidad, monetarizar el orgullo y ¡cómo no! según datos arrogados por De La Riva Group, la comunidad LGBT+ puede aportar aproximadamente 80 mil millones de dólares al PIB en México.

Celebro y reconozco a las empresas que se suman a la lucha, que mediante acciones administrativas y laborales cambian el paradigma apostando por la inclusión y no discriminación; cosa muy distinta que solamente poner un arcoíris en un espectacular, lo cual considero no solo vergonzoso, sino hipócrita. Se terminará junio y apuesto a que esas empresas que solo simulan inclusión, regresarán al clóset.

Ximena Jiménez

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