Solsticio de verano

Solsticio de verano

junio 27, 2019 Desactivado Por La Opinión de

El pasado 21 de junio se produjo, en el hemisferio norte, uno de los eventos cósmicos más importantes del año: el solsticio de verano. El día más largo de los trescientos sesenta y cinco, con más horas de luz, parece que viene a recordarnos la importancia de valorar un minuto más de luz en nuestra realidad. Esta fecha es considerada el día de máximo esplendor de la naturaleza y con la cota máxima de energía. Tanto es así que, durante siglos, diferentes civilizaciones han celebrado el solsticio festejando la fertilidad, la cosecha e invocando viejos mitos que le dieran más fuerza al sol en nuestras vidas.

Pero eso no es todo, el solsticio anuncia la llegada del verano y, en cierto modo, hace que nuestra mente viaje a lugares paradisíacos, días de descanso y nos aleje de la rutina diaria. Al fin y al cabo, el verano para muchos es sinónimo de vacaciones, descansos escolares y actividades lúdicas. Se abre un periodo en el que parece que el tiempo avanza a una velocidad distinta y en el que los problemas parecen ser un poco menos importantes. En cualquier caso, parece que todo seguirá igual cuando regresemos a la realidad cotidiana.

Por ello, animo a los lectores a que se tomen un descanso estival en las próximas semanas, a que aprovechen los largos días de sol, que se animen a conocer algún nuevo lugar en su país o fuera de sus fronteras, que compartan tiempo con su familia o amigos y que traten de aprender o hacer algo nuevo, diferente, desconocido para ellos. Y, a los que no tienen la oportunidad de tomarse un respiro, les deseo paciencia y que su esfuerzo se vea recompensado en un futuro.

Sin embargo, también me gustaría que no olvidaran que para muchos de sus conciudadanos, el verano no va a suponer un descanso; habrá familias que seguirán buscando a sus desaparecidos, los tiroteos continuarán causando muertos y heridos, la sombra del narcotráfico seguirá azotando al país y la desigualdad les recordará a muchos todo lo que el mercado y el Estado no les ofrece. Por ello, aunque lo que de verdad me gustaría sería que los que se tomaran vacaciones –a ser posible, eternas– fueran los que delinquen e impiden el progreso del país, la improbabilidad de que esto ocurra me lleva a recordar a autoridades y ciudadanos a que nunca se tomen vacaciones cívicas.

Que el día más largo del año y el descanso estival nos lleven a valorar la importancia del tiempo, no sólo desde el punto de vista individual, sino también desde la conciencia ciudadana. Que la energía del solsticio nos dé fuerzas para seguir denunciando las injusticias que se producen, para exigir responsabilidades a los gobernantes, para ser empáticos con el que necesita nuestra ayuda y para contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, al desarrollo de México. Y, en el caso de los que consideran que el mundo se ha vuelto un lugar demasiado hostil en el que ya no hay solución posible, les recuerdo que cada 21 de junio llega puntualmente el verano para recompensarnos por los largos y oscuros días de invierno.

Mélany Barragán

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