A un año de la victoria electoral de Morena
julio 10, 2019La semana pasada, en concreto el lunes, se cumplió un año de la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador, concretándose el dicho coloquial y de la política de que la tercera es la vencida. Increíblemente ha pasado ya el tiempo en que un partido distinto al PRI o al PAN se posicionó desde 2014, hasta lograr ganar unos comicios presidenciales.
Cabe recordar que al igual que 2012 y 2006 fue una elección sumamente polarizada, en la que esencialmente se radicalizaron las posturas, aunque como añadido junto con el proceso en el que ganó Enrique Peña Nieto, las redes sociales jugaron un papel clave y esencial en nuestra incipiente democracia.
La historia-relación entre México y la democracia no ha sido un tema sencillo, más de 80 años han pasado desde que votaban los muertos, las urnas infladas, el acarreo, el voto corporativo, la caída del sistema, además del partido hegemónico, pero sus reminiscencias o fantasmas siguen presentes en la sociedad mexicana. Incluso la evolución de nuestro sistema político, electoral y democrático sigue sujeto a las reglas no escritas o al juego institucional.
Llama mucho la atención el llamado del Presidente a un festejo en el Zócalo, para “celebrar” la victoria; el señor Presidente tiene una fascinación muy concreta por simbolismos de acabar o marcar la diferencia con ese pasado corrupto y dejar en claro que su proyecto político es un cambio no de partido, sino de régimen, esto es la mentada Cuarta Transformación.
Sin embargo, la realidad de los mexicanos en lo político, económico, social y hasta culturalmente hablando, es muy compleja; existe, al menos desde tiempos virreinales, una clara división social, ahora convertida en clasismo, situación que el mandatario agrava más con sus adjetivos de conservadores, fifís o bien la ahora encarnizada lucha de chairos vs. derechairos como si se tratara de un simplón mirreyes vs. godínez. En lo económico, si bien se ha favorecido la inversión, tampoco hay cifras tan alentadoras; mientras que en lo político estamos ante un panorama en el que las reglas democráticas o el juego electoral podrían cambiar si las intenciones de desaparecer los OPLEs se llevan a cabo, con lo que conlleva los temas jurisdiccionales-electorales.
En conclusión, el país tiene muchos desafíos que afrontar y no está como para vitoreos inútiles, las elecciones ya hace un año terminaron y el Ejecutivo mexicano debe trabajar en ser Presidente de todos sus compatriotas.