De la apoteosis de Zapata a la de AMLO

De la apoteosis de Zapata a la de AMLO

enero 10, 2020 Desactivado Por La Opinión de

La palabra apoteosis puede ser definida como cercana a idolatría, pero en realidad significa el elevar a rango de deidad a emperadores, emperatrices, regentes y hasta cualquier mortal. Si bien son diversas las sociedades que han hecho esto con sus personajes históricos, por ejemplo en los Estados Unidos existe un fresco, ubicado en el Capitolio, llamado La Apoteosis de Washington en el que se eleva al prócer de la patria estadounidense a un rango divino.

En México, tenemos el Hemiciclo a Juárez, ni hablar de la apoteosis que se ha hecho de otros personajes de la Historia nacional. Un claro ejemplo es el de Emiliano Zapata, que parece un icono incorruptible de la lucha revolucionaria, dado que se preocupó por el reparto agrario, tanto así que es un símbolo para la izquierda, los agraristas y todo aquel simpatizante de Morena.

No en balde, para el inicio de la década de los noventa, surge el EZLN, que en “cierta forma” retoma los ideales del Caudillo del Sur, que ahora parece ha vuelto a aparecer para hacer patentes sus reclamos al obradorismo, que al menos en el discurso, mas no en la práctica, se define afín a los ideales de esta lucha. Ni que decir de la polémica de finales del año anterior del mural de Zapata con elementos de la comunidad LGBT+, que ofendió demasiado a la familia y simpatizantes del líder revolucionario.

Sin embargo, iniciando este 2020, durante la visita presidencial en Anenecuilco, Morelos, de dónde fue originario el caudillo, se le ha sumado la protesta y el rechazo de los miembros de la UNT, además de los familiares al mandatario mexicano.

A pesar del llamado de Obrador al respeto y tolerancia, no hay que dejar de lado lo lamentable e incongruente de, como se dijo al inicio, deificar a líderes sociales y políticos, una constante de los mexicanos que por años nos ha dividido ideológicamente hablando.

Por un lado tenemos a la base ideológica del obradorismo que por años ha idolatrado incongruentemente tanto a Villa como a Zapata, por ser antisistema ¿tal vez? Mientras que a los descendientes y agraristas afines a las ideas zapatistas han rechazado las acciones de simpatía del gobierno federal que ya a un año de gobierno, toda su base de seguidores, parecen no haber comprendido tampoco que el Ejecutivo no es ningún dios, sino un político más del montón.

Gildardo Ledesma

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