Rosario Robles o viviendo en paralelo a 2004
agosto 23, 2019Rosario Robles Berlanga fue parte importante del equipo de trabajo del Ingeniero Cárdenas; no era precisamente santo de la devoción de Andrés Manuel López Obrador, por su falta de discreción, por ser, junto con su eterna rival, Dolores Padierna, esa parte incómoda del PRD que puso en evidencia a ese equipo: los que siempre se han preciado de ser “distintos”, operaban y operan con las mismas estrategias al margen de la Ley. Es así que Robles se relacionó con el empresario Carlos Ahumada y fue responsable, según trascendidos de la época, del vergonzante video en el que se le entregaron miles de pesos al profesor Juvenal Bejarano.
Gracias a sus relaciones y a su propia habilidad política, Chayito fue invitada años más tarde al gabinete de Enrique Peña Nieto, que intentó con ese hecho enviar el mensaje de estar construyendo un gabinete “plural”, pero quien, debido al perfil profesional de Robles, se vio obligado a colocarla en la Sedesol; esa supersecretaría responsable del desdoblamiento de la inmensa mayoría de los programas sociales del gobierno federal.
Después de su paso por esa dependencia, se inició a gestar el escándalo de corrupción que hoy conocemos mediáticamente como “La estafa maestra”, mediante el cual se desviaron cientos de millones de pesos, con al menos la tolerancia de parte de su extitular.
La 4T tiene alianzas aparentes con distintas fuerzas políticas, porque no puede gobernarse de otra forma, pero también tiene sus propias fobias y su propia necesidad de cortinas de humo, y el asunto de Robles es uno de ellos: juzgada por un Juez de Control, familiar directo de una de sus mayores rivales políticas, en un delito que no admite prisión preventiva, y usando como único argumento que en las actuaciones constan dos direcciones distintas de Robles, una en lo expresado por ella y otra en la fotocopia de una licencia para conducir, se le ha dictado prisión preventiva.
Nada más que circo, maroma y política en un solo tema, que no hará más que seguir minando la confianza de la opinión pública en las instituciones de administración de justicia, cuando la señora salga de prisión.
En nada abona a la confiabilidad de las instituciones usarlas con fines políticos y de manera tan burda, a sabiendas de que es completamente ilegal y que eventualmente será puesta en libertad. Quizá haya, además, en el tema, una intención de denostar al Poder Judicial una vez más, responsabilizándolo del actuar negligente y poco ético del Ministerio Público.