¡Guácala de Presidente!

¡Guácala de Presidente!

septiembre 11, 2019 Desactivado Por La Opinión de

En su obra La retórica de Aristóteles a Obama, el periodista inglés Sam Leith decía que “la retórica es el lenguaje en acción. Es lo que convence y engatusa, inspira y embauca, entusiasma y engaña. Hace que los delincuentes sean condenados y después, en la apelación, liberados. Hace que los gobiernos triunfen y caigan”.

Y, sin duda, fue precisamente una retórica simple y coloquial la que hizo que Andrés Manuel López Obrador llegara al Poder Ejecutivo el año pasado. Sin embargo, hoy, el lenguaje del Presidente, además de ser cada vez más básico, ridículo y vacío, se sigue manteniendo como el escudo protector para evadir las responsabilidades del cargo que se le confirió. A él le gusta predicar, no actuar; le gusta ser adulado, no confrontado; le gusta ser llamado Presidente, pero no comportarse como tal.

Así lo demostró recientemente en una gira por Tamaulipas, en una de las entidades más violentas del país, cuando declaró: “Que se vaya al carajo la delincuencia. ¡Fuchi! ¡Guácala!” Es decir, ante los posibles cuestionamientos sobre la poco clara estrategia de seguridad de su Gobierno es mejor adelantarse con un lenguaje que mantenga la simpatía de su base dura, que haga reír al auditorio, pero, en realidad, esta pifia provoca vergüenza para muchos otros.

¿Y qué pasa después de que tan “simpáticas” palabras se las lleva el viento? Nada, no pasa nada; al contrario, la situación empeora y eso es lo que preocupa: México va cayendo en una espiral de violencia cada vez más profunda en la que, increíblemente, el Presidente sigue haciendo oídos sordos a las necesidades urgentes y, por otro lado, la ciudadanía sigue en la pasividad y el atolondramiento. Hoy por hoy, son pocos quienes le exigen de frente y con vehemencia que se resuelva el tema de la inseguridad pública y la delincuencia organizada. ¡Vaya que a los mexicanos nos gusta quejarnos, pero sin tener que mover un solo dedo!

Mientras que en la silla presidencial siguen montando espectáculos para distraernos de lo que verdaderamente importa, en el país estamos siendo parte de una mal lograda historia de Walt Disney, en la que México aún no se da cuenta que eligió por Presidente a un charlatán disfrazado de “hada madrina”, que cree que con chistoretes, improperios de vecindad y hechizos al estilo “Bibidi Babidi Bú” los problemas del país se resolverán por arte de magia. Eso sí es para gritar con terror: “¡Guácala!”

Bernardo Ramírez López
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