Los Ministros y sus trapos sucios

Los Ministros y sus trapos sucios

noviembre 2, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Esperando que se cubra la vacante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, producida por la renuncia del Ministro Eduardo Medina Mora, podemos reflexionar sobre los nombramientos de Ministros.

Ya he hablado en otras ocasiones del mal procedimiento que existe para nombrar Ministros, pues está diseñado para que decida el Presidente de la República, y la intervención del Senado puede ser meramente testimonial.

Quiero reflexionar ahora sobre los requisitos para ser Ministro. Los establece el artículo 95 constitucional. Ser mexicano por nacimiento, tener treinta y cinco años, ser licenciado en derecho con diez años de antigüedad y no haber ocupado algunos cargos públicos en un tiempo. Me parece que son muy pobres. Tener un buen Ministro no depende de la Constitución, sino de la prudencia del Presidente.

En efecto, el Presidente puede elegir a una persona sumamente preparada y capaz, pero también puede elegir un perfil no digamos mediocre, sino realmente malo. Un mexicano de treinta y cinco años, que haya estudiado derecho y haya terminado sus estudios diez años antes, pero que no tenga idea del derecho constitucional; es más, que no tenga idea del derecho, por haberse dedicado a cuestiones absolutamente ajenas.

Un Ministro debe ser capaz de aprobar el examen que se les aplica a los aspirantes a Magistrado de Circuito; desde mi perspectiva, contar con una gran capacidad jurídica. Pero eso no lo exige la Constitución. Ni la de México ni la de ningún país. Eso pasa por la prudencia de quien lo elige para estar en una terna.

De lo anterior se ha hablado mucho. Pero la renuncia del Ministro Medina Mora me lleva a pensar también en la solvencia ética de quien ha de desempeñarse como Ministro de la Suprema Corte.

En las series y películas actuales, el protagonista suele ser un detective, o suele tener un buen investigador de su lado. Indaga en la vida de un político o de un juez. Encuentran sus “trapos sucios” y se los presentan para conseguir que decida a su favor. Quebrar a un funcionario por su insolvencia ética abre la puerta a lo que sea, es la moraleja.

Quizá esto sea lo primordial que hoy en día deba investigar el Presidente entre los candidatos que propondrá. Esto es lo que deben investigar los Senadores de los candidatos, en lugar de hacerles preguntas absurdas como las que suelen hacer, del estilo de “¿por qué es importante el control constitucional en México?”

México necesita Ministros limpios. Ese es el verdadero camino hacia la independencia judicial. Que no haya forma de presionar a un Ministro para votar en un sentido, enseñándole pruebas de su oscuro pasado, con la amenaza de filtrarlas a la prensa. Que no vuela a ofrecerse tapar el comportamiento oculto de los Ministros a cambio de su renuncia.

Ojalá que mientras no se investigue de inicio y, aún a pesar de ello, que sigan todos buscando en lo oculto; que sepan nuestros jueces que se ve lo que en apariencia es secreto, para que se comporten adecuadamente.

José María Soberanes Díez

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