Watchmen: el bien común y el poder sin vigilancia (parte II)

Watchmen: el bien común y el poder sin vigilancia (parte II)

diciembre 13, 2019 Desactivado Por La Opinión de

Una de las preguntas fundamentales tanto para la política como para la Ciencia Política, es la reflexión en torno al tema del poder, diversos teóricos han profundizado en el concepto, sus implicaciones, consecuencias de su ejercicio, entre otras.

Por ello, regresando al análisis que hacíamos en una edición anterior sobre la serie Watchmen de HBO, que tiene como dijimos la base de la excelente novela gráfica de Alan Moore, independientemente de su temática de personajes de historieta, nos da una serie de reflexiones políticas, a la vez que la esencia de su autor, Alan Moore, son además un vehículo de protesta social casi al nivel de cualquier obra orwelliana.

Tanto la obra como en su versión televisiva nos hablan de dos personajes cuya relación con el poder es interesante de analizar, ya hablamos en la primera parte del connotado Doctor Manhattan y su omnipotencia; sin embargo, con todo ese poder cuasidivino, dicho individuo carece del ego como para mejorar las condiciones de la sociedad en la que alguna vez se desenvolvió, al contrario, en determinados momentos se ha deshumanizado. Sin embargo, esto no lo exime de errores y abusos en los que fue participe, como un ser a nivel de deidad griega, este tuvo sus enredos amorosos con mortales, quedando muy mal parado, algo así como cualquier político, que a final de cuentas es humano, pero que se comporta muy por debajo de la investidura que representa.

Por otra parte tenemos a Adrian Veidt, alias Ozymandias, reconocido en la historia como “el hombre más brillante del mundo”, un tipo con poder económico, cuya megalomanía llega al extremo de admirar a personajes como Ramsés II o Alejandro Magno, pero que su plan fue fingir un elaborado engaño (invasión extraterrestre) en 1985, para que la URSS y EEUU olvidarán sus diferencias, la humanidad estaría lejos de la aniquilación a costa de una mentira, esto último es el gran eje de la historia.

No obstante, Veidt, a pesar de no tener un poder celestial, más que su ingenio, intelecto y destreza logra una utopía que poco a poco se deteriora, pero que por mucho que se preocupara por el bien común, su ideal social está lejos de lograrse, debido a la naturaleza humana. Estas son algunas reflexiones de la obra de Moore y Gibbons, que nos introduce a estos dilemas ético-políticos, ya que como reza el lema dentro de la trama, ¿quién vigila a los vigilantes?

Gildardo Ledesma

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