Mujeres: no todos somos oportunistas

Mujeres: no todos somos oportunistas

febrero 28, 2020 Desactivado Por La Opinión de

Dedicado a todas las mujeres del país,
que ven con tristeza además de decepción,
la división y oportunismo político de un tema tan serio.

En ediciones anteriores hemos hablado de cómo el progresismo, que se vive en pleno siglo XXI, nos ha hecho de piel sensible, pero por dentro con una necesidad imperante de conflicto, polarización y división social.

Ahora más que nunca lo expuesto en este espacio cobra relevancia como vigencia, me refiero a la convocatoria del paro nacional del próximo 9 de marzo, bajo el llamado #UnDíaSinMujeres, lo cual ha generado mucha polémica y debate, aunque este último nada sano.

Visto con oportunismo por la oposición y usado como señal de golpeteo político de los adversarios, por parte del gobierno de la Cuarta Transformación, resulta muy lamentable ese grado de polarización, el cual como ya he manifestado, resulta ya preocupante y daría a pensar de no ser por la existencia de las redes sociales que estamos en plenas luchas por el reconocimiento de derechos de tiempos pasados.

Como hombre veo con profunda decepción que se ha normalizado la violencia, el acoso por parte de los hombres, ya que plenamente no hemos comprendido la “masculinidad tóxica” en la que tanto las construcciones y estructuras sociales nos han inmiscuido.

Más patético aún resulta saber que en diversos ámbitos, desde el político, empresarial, laboral, entretenimiento, haya una infinidad de depredadores o pervertidos sexuales que han agravado dicho problema y que desde su respectivo campo de acción hoy condenan con oportunismo, doble moral e hipocresía esta situación.

¿Cuántos políticos, independientemente del color, han sido señalados por acoso sexual u otras conductas deplorables?, ¿cuántos jefes tóxicos han violentado mujeres tanto física como psicológicamente?, ¿cuántos individuos en puestos académicos de universidades públicas o privadas están señalados públicamente o no por actos de esta naturaleza?, y lo peor viene cuando esto se ve como un medio de ascenso dentro de una empresa, organización pública, privada en la estructura de formas que son todo menos basadas en el mérito personal sino en favores sexuales.

Y tal parece que lo hemos normalizado, pero muchas denuncias de este tipo se hacen, por desgracia, mediante las redes sociales, que, si bien tienen su impacto mediático, no siempre llegan al saber de las autoridades o quedan atoradas en vacíos legales. Por ello siempre resultará más sencillo normalizar esto, hacer oídos sordos a quienes han alzado la voz, tildar de ridículas a las que ya lo han hecho, o bien culpar al modelo económico contra el que se ha señalado como responsable inmediato de todos los males de México que es el neoliberalismo, aún y con lo falaz de este argumento.

Gildardo Ledesma

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