Otra vez el mismo cuento político sobre la inflación

Otra vez el mismo cuento político sobre la inflación

marzo 2, 2020 Desactivado Por La Opinión de

En la apertura de sesiones ordinarias de este año, el Presidente argentino, Alberto Fernández, atribuyó a “causas macroeconómicas” la inflación del país. Subsiguientemente, enfatizó en responsabilizar a los formadores de precios de la inflación tan alta, desvinculando, categóricamente, a los políticos del papel que ocupan en la misma.

No obstante, sólo existe un actor responsable de que la Argentina sea el segundo país Latinoamericano y el quinto en el mundo con la inflación más alta. Ese culpable es el Estado.

El proceso inflacionario sólo se explica por la creación de dinero. Si un gobierno gasta más de lo que le ingresa, puede endeudarse, emitir dinero, vender reservas, vender activos reales o subir impuestos.

Cualquiera de las opciones que escoja posee a posteriori su efecto contraproducente sobre la economía. Sin embargo, cuando el gobierno de un país elige la emisión monetaria, al mismo tiempo resigna el valor de su moneda. Por ejemplo, en la Argentina entre el 2007 y el 2014, la expansión de la Base Monetaria se encontraba en un 25% de promedio anual, mientras que la inflación en esos mismos años también fue del 24%. De esta forma se verifica la estrecha relación que existe entre ambas variables.

De todos modos, ya a esta altura, es más que una obviedad el efecto que posee el incremento de la cantidad de dinero sobre el valor de la moneda, cuando la demanda de dinero se mantiene invariable. Es una preposición sintética a priori verdadera, es decir, no se deriva de la experiencia, sino del conocimiento reflexivo.

Por lo que esta tenacidad de los políticos de intentar probar una y otra vez que financiar al Tesoro con emisión monetaria no impacta, corrosivamente, sobre el valor de la moneda es completa y absolutamente irracional.

Cuando se prende la maquinita de impresión de dinero, se crea la ilusión de que se puede consumir por encima de las posibilidades. Empero, al haber más dinero para competir por la misma cantidad de bienes, luego se traduce en un aumento generalizado del nivel de precios.

Por ejemplo, si en la economía circulan 5 libros y $5, el individuo con $1 podrá adquirir 1 libro. Ahora, si el gobierno duplica la cantidad de billetes pero la cantidad de libros es la misma, para comprar un libro tendrá que pagar $2. Los precios aumentan porque el valor del peso cae por el exceso de impresión de la moneda. La inflación aparece cuando el poder de compra de la moneda cae.

Naturalmente, el único responsable de que el valor de la moneda caiga es el Estado, que prefiere congelar los precios y salarios, culpar a los empresarios, prohibir las exportaciones e importaciones, entre otras estrategias, en vez de reducir el gasto público. Es más, todas estas políticas, que jamás contribuyeron a bajar la inflación, castigan a la producción. Por lo que, con el tiempo, favorecen el desabastecimiento de esos productos, generando escasez.

En definitiva, el discurso de algunos políticos pareciera, a primera vista, bastante convincente pero no hace más que intentar maquillar el problema. Si este no se resuelve, no desaparece sino que, todo lo contrario, se profundiza. Lamentablemente, en algunos países, como la Argentina, en pleno 2020, se sigue creyendo que la inflación es “multicausal”.

Natalia Motyl
Economista de la Fundación Libertad y Progreso

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