Confinamiento en tiempo de coronavirus

Confinamiento en tiempo de coronavirus

abril 9, 2020 Desactivado Por La Opinión de

En México, apenas el 35% de la población ha respetado el “Quédate en casa”, según los datos proporcionados por un estudio de Google, que recoge reportes de 131 países respecto a las medidas de confinamiento de la pandemia. Estas cifras contrastan mucho con las recogidas en otros países de la región latinoamericana, como Argentina o Colombia, donde los confinados superan el 85%.

Pese a que el Gobierno Federal ha declarado el estado de emergencia sanitaria y ha suspendido las actividades no esenciales hasta el próximo 30 de abril, aún son muchos los ciudadanos que han desafiado al virus y siguen saliendo a las calles. Desinformación, coste de oportunidad y civismo pueden ser el punto de partida para analizar el comportamiento de la población.

Respecto a la desinformación, numerosos bulos y falsos mitos se han propagado por las redes sociales y comunidades locales. Además, la actitud del Presidente López Obrador no ha sido la más adecuada para gestionar la crisis sanitaria. El mandatario, que llegó al poder con el lema “abrazos, no balazos”, minimizó durante semanas la gravedad de la pandemia e ignoró las recomendaciones de su propio Gobierno. Mientras que el epidemiólogo Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, ha tratado de comunicar la estrategia contra la pandemia, el Presidente ha contravenido durante semanas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Incluso ha llegado a pedir a los mexicanos que utilicen amuletos y estampitas contra el coronavirus. Estos mensajes han contribuido a generar confusión entre los ciudadanos y a restar importancia a una pandemia que ya ha afectado a más de un millón de personas en el mundo.

En segundo lugar, no debemos olvidar que los individuos tienden a hacer cálculos de coste beneficio a la hora de tomar decisiones. En este sentido, si el COVID-19 no es percibido como una verdadera amenaza, como consecuencia de la desinformación, es esperable que muchas personas se resistan a respetar el confinamiento. Pero esto no es todo. Junto con la percepción del riesgo sanitario, conviven al menos otras dos variables: la económica y la jurídico-legal.

La primera hace referencia al coste económico que el confinamiento supone para muchas familias: la necesidad de seguir realizando alguna actividad que proporcione ingresos, el temor a la crisis económica y la falta de mecanismos para contrarrestar la difícil situación de los sectores más vulnerables hace que algunos renuncien a su movilidad. Respecto a la dimensión jurídico-legal, esta tiene que ver con las sanciones impuestas por saltarse la cuarentena. Aquí deben tenerse en cuenta dos aspectos: el coste de la sanción y la probabilidad de ser sancionado. Si el confinamiento es parcial y voluntario, es complicado que muchos grupos poblacionales adopten la medida.

Por último, las bajas cifras de confinamiento también responden a una cuestión de civismo. Si las instancias políticas, en permanente contacto con las sanitarias, no hacen un ejercicio de pedagogía y explican las implicaciones que la acción individual puede tener sobre sobre el conjunto del grupo, es difícil esperar conductas responsables. Es fundamental trasmitir a la población la importancia de su compromiso con los demás y las consecuencias de sus actos. Si los individuos no son capaces de entender la importancia de su conducta en términos de respeto a la salud de sus conciudadanos y solidaridad con los demás, difícilmente entenderán el significado de la consigna “quédate en casa”. Podemos dar por hecho que las personas deben entenderlo por sí solas, pero debemos entender que no todos tienen por qué entender lo mismo si no se lo explican. En una sociedad con tantas diferencias económicas, sociales y culturales, no podemos esperar una reacción inmediata y homogénea. Eduquemos en valores y demos la oportunidad a la sociedad para que sea ejemplar.

Si empezamos a trabajar en estas tres dimensiones, información, coste del incumplimiento del confinamiento y civismo, quizás podamos ponerle freno al virus más pronto que tarde.

Mélany Barragán
Twitter: @MelanyBarragan7

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