Falleció uno de los grandes, Mario Molina

octubre 12, 2020 Desactivado Por La Opinión de

“Los científicos pueden plantear los problemas
que afectarán al medio ambiente
con base en la evidencia científica disponible,
pero su solución no es responsabilidad de los científicos,
es de toda la sociedad”.
Mario Molina

El Dr. Mario Molina fue una de las figuras más reconocidas no sólo en México, sino a escala mundial de la comunidad científica. Sus investigaciones le dieron la vuelta al mundo y en 1995, gracias a su activismo científico y climático, recibió el Premio Nobel de Química, junto con Frank Sherwood Rowland, por el descubrimiento del adelgazamiento de la capa de ozono, propiciado por la amenaza que representan los Gases de Efecto Invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2).

Asimismo, constituyó el Centro Mario Molina. Asociación civil dedicada a la investigación de soluciones prácticas, realistas y de fondo a los problemas relacionados con la protección del medio ambiente, el uso de la energía y la prevención del cambio climático, a fin fomentar el desarrollo sustentable.

José Sarukhán, exrector de la UNAM, activista ambiental y amigo del químico, describió el trabajo de Mario Molina como una obra incontestable[1]. Sus investigaciones dirigieron al Protocolo de Montreal de Naciones Unidas (ONU), que consiste en la responsabilidad conjunta de proteger la capa de ozono. Firmado el 16 de septiembre de 1987 en la ciudad canadiense.

Todos los países miembros de la ONU lo han ratificado. Para las académicas Gloria Soto Montes de Oca y Diana Nava Ponce-Treviño, este fue el primer acuerdo exitoso para resolver un problema de naturaleza global, porque ahora las emisiones están controladas.

El Dr. Molina participó en diversos grupos de trabajo de la ONU, como el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), con el objetivo de evaluar la información científica, técnica y socioeconómica relevante para comprender los riesgos del cambio climático. Advirtió que sólo contamos con un planeta. Por otro lado, fue conmemorado por el mismísimo Barack Obama, al formar parte de su Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología, de igual forma lo fue con Bill Clinton.

Sus investigaciones son cruciales para seguir fomentando la ciencia, la tecnología, el activismo ambiental y el combate al cambio climático. Ante escenarios que se proyectan amenazantes para la existencia humana, de la vida silvestre y el planeta tierra, es fundamental apropiarse del espíritu de Molina. Él forma parte de la comunidad científica que ha advertido el colapso planetario por décadas.

El Instituto de Análisis Ambiental (IEA, por sus siglas en inglés) ha desarrollado una base de datos gráfica que visibiliza el aumento de la temperatura climática. Tanto de manera global, como regional. A partir de las tonalidades, de azul claro a rojo oscuro o vino, es como nos podemos dar cuenta del aumento. Es oportuno recordar que la comunidad científica y la ONU han advertido la advertencia de superar los 1.5º Celsius.

En un contexto global, donde han llegado mandatarios escépticos de la crisis climática como en Brasil o Estados Unidos, en donde en los nacionalismos industriales imperan consignas anacrónicas, es momento de conmemorar la vida del Dr. Molina con la activación científica y ambiental.

Incluso es una cuestión de seguridad, del mismo calibre que la caída de la economía, una pandemia o una guerra. En donde las y los más vulnerables son aquellos han vivido históricamente oprimidos: las comunidades originarias, rurales, de escasos recursos o desindustrializadas. De acuerdo con el Green New Deal estadounidense, se estima el desplazamiento de 350 millones de personas a consecuencia del calentamiento global para 2050.

José Mario Molina Henríquez, junto con Octavio Paz y el embajador Alfonso García Robles, ganadores del premio Nobel de Literatura (1990) y premio Nobel de la Paz (1982), conforman la tríada de mexicanos que han sido galardonados con esta presea.

Luis M. León
Twitter: @luismaleon