¿Para cuándo termina la corrupción?
enero 22, 2021Ya sea como fenómeno cultural-social, el gran mal que ha aquejado a nuestro país es la corrupción. Años de gobiernos corruptos desembocaron en el hartazgo de la sociedad que quiso buscar una “alternativa” en la actual fuerza política que gobierna ahora el país.
Para darnos una idea de esto, basándonos en la última Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) y de Mexicanos Contra la Corrupción, señala que la percepción de la corrupción entre 2017 y 2020 ha aumentado considerablemente entre 2 a 4 puntos porcentuales.
Y vaya que para un gobierno cuya bandera fue el combate a la corrupción estos datos no son nada alentadores, incluso podríamos hacer una lista aquí de cómo esta administración federal no ha estado libre de escándalos de corrupción; sin embargo, faltaría tiempo y espacio, y seguramente otros colegas de este espacio editorial han escrito sobre esto atinadamente en su momento.
Vamos a otro dato duro, los actos de corrupción con AMLO, según datos del Inegi, crecieron en el primer año de gobierno. Si bien es complejo que en un lapso tan corto de tiempo se pueda marcar una diferencia, tenemos un gran problema, como en muchos otros casos, en el que el gran obstáculo es la voluntad política.
Cabría preguntarnos, ¿qué haría falta para combatir este gravísimo problema?, pues juristas y politólogos coinciden en que se debe dar mayor peso a fortalecer las leyes e instituciones, que justamente es lo que menos se hace, pues se legisla, se crean instancias autónomas o con cierto grado de dependencia gubernamental, pero que dan nulos resultados; ante este panorama, al presidente le resulta fácil o rentable políticamente su desaparición para el caso de los autónomos.
Pero el problema no termina, la corrupción sigue, es tolerada casi igual o peor que en sexenios anteriores. Pareciera no tener futuro el combate a la misma con todo y la existencia de un Sistema Nacional Anticorrupción, mientras la base de simpatizantes, al desconocer la parte técnica o real de lo anterior, vive en una burbuja pensando que estamos mejor que antes, que es lo mejor que no ha pasado puesto que los anteriores eran peores.
Finalmente, el no hacer, va a ser lucrativo electoralmente, porque en medio de toda la desinformación, el señalar que los “adversarios” han armado una estrategia en contra del poder político o el justificar la tibieza, blandeza, por no enfrentarte a un “poder fáctico”, aunado a la nula credibilidad de la oposición como alternativa, nos ponen en un dilema en el que las luchas sociales democráticas podrían haber sido en vano.
Gildardo Ledesma
Twitter: @gledesmaa24
Imagen: mohamed Hassan / pixabay.com