El riesgo persistente de mayor polarización política
abril 23, 2021Estamos inmersos, ya desde hace tiempo, en una dinámica social de encono, división ideológica, en el terreno cultural muy reflejado en la cultura de la cancelación o la ambigua “generación de cristal”, que ha sido protagonista de innumerables polémicas en las redes sociales.
La polarización en términos políticos, así como el grado de la misma, en una sociedad determinada, es una variable clave, que cuantifica hasta qué punto la opinión pública se divide en dos extremos opuestos. Resulta relevante que, a mayor polarización, más difícil resulta generar consensos amplios entre grupos con sensibilidades distintas para acometer reformas profundas que permitan que la sociedad avance. De este modo, una polarización elevada puede dar lugar a posiciones irreconciliables, lo que dificulta la posibilidad de alcanzar acuerdos.
En este tenor, me atrevo a asegurar que social como políticamente no es nuevo, pero se ha incrementado en parte a los siguientes factores, la ausencia de políticas de dignidad a nivel mundial, esto lo expone muy bien Francis Fukuyama en Identidad (2017, Ed. Ariel); se ve marcado por el fenómeno nacionalista de Donald Trump, el Brexit, sus derivados en América Latina con Jair Bolsonaro, como líderes políticos con cierto desdén a las formas democráticas, en ser personajes con un discurso nacionalista con desapego a lo políticamente correcto o en dignificar en términos del autor la política como las políticas públicas.
De hecho, algunos académicos, como el politólogo estadounidense de Stanford Morris Fiorina, defienden la hipótesis que es precisamente la mayor polarización de los partidos políticos, la que ha marcado el paso y ha provocado un mayor distanciamiento entre las distintas sensibilidades de la sociedad. Pero en México algo que ha contribuido es que quién ahora está en el poder gobierna bajo un discurso polarizado de buenos vs. malos, chairos vs. fifís, liberales o conservadores.
El problema ha ido en escalada aún más con el tema de las redes sociales, la libre expresión, pues a pesar de que ha cambiado la dinámica entre medios y poder, creo que aún estamos lejos de que la prensa libre esté al servicio de los gobernados y no del Estado.
Ningún gobierno es perfecto o exento de errores, sin embargo, el tema se torna preocupante cuando a falta de resultados exhibes a los críticos, cada señalamiento de prensa extranjera, de organismos internacionales, es sobajado o ninguneado, bajo el argumento falaz de que se cuentan con otros datos, que son corruptos, o que hay toda una conspiración en tu contra.
Gildardo Ledesma
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Imagen: Gerd Altmann / pixabay.com