¿En qué momento se perdió el presidente?
abril 26, 2021En una plática nocturna, entre varias personas muy interesadas en temas de la política nacional, y donde hablamos del inicio, lo bueno y lo malo de nuestro Gobierno, concluimos en una frase ¿en qué momento se perdió el presidente?
El primer domingo de julio de 2018, a los votantes los movió un movimiento para salir a votar por una persona que durante más de 12 años denunció, hasta el cansancio, la corrupción de nuestro Gobierno.
Algunos votaron por la esperanza; otros, como un voto de castigo por la corrupción de los sexenios anteriores y que se agudizó o fue más señalada en los últimos tres años de Enrique Peña Nieto.
Actualmente, “ningún otro actor político” tiene o ha podido generar la imagen de esperanza que generó nuestro presidente; y eso por qué, pues sencillamente porque nadie ha tenido tanto tiempo en una carrera presidencial como nuestro señor presidente.
Anaya ha imitado lo mismo que el presidente, pero a su forma, y de ser las ecuaciones iguales, Anaya debería ser candidato dos veces más para ganar la presidencia en el 2030 o 2036, pero ¿lo hará con el PAN o con su propio movimiento?, quizá debió aceptar una plurinominal –la gente olvida rápido.
Dentro del partido del presidente (que pronostico que sólo durará éste y otro sexenio), todavía no hay nadie que se pueda erigir como “la continuidad de la esperanza de México”; sin duda, Marcelo Ebrard podrá ser el más cercano a este estandarte, por su participación en la vacuna, pero la duda está, ¿los morenistas lo dejarán llegar o se destrozarán en sus internas?
La realidad es que en los demás partidos no hay ni existirá alguna persona con estas características; la alianza Va X México nació y morirá en este proceso electoral; y esto se debe al ADN priista y panista que no está diseñado para trabajar juntos en una presidencial; por un lado, sus principios no se los permite y, por otro, los egos (y acuerdos oscuros) de los pocos suspirantes no ayudarán.
La falta de una oposición pensante, la ausencia de una estrategia clara, la inexistencia de una congruencia política de la oposición en el proceso electoral y las ganas de derrotar al presidente, han generado, desde mi punto de vista, que el presidente se sintiera cómodo y se perdiera en sus principios y promesas.
Para entender al presidente es necesario leer sus dos últimos libros, ahí están las razones y las acciones de su gobierno; sin embargo, mucho quedó en la pluma y poco en la acción.
El mencionó a la “banda de malhechores”, mismos que algunos siguen libres y otros han emanado de su mismo partido; al parecer, ser político y cercano del presidente también es tener inmunidad; como usted lo escribió presidente citando a Tolstói “un Estado que no procura la justicia no es más que una banda de malhechores”.
El presidente siempre vio en la privatización un sinónimo de robar; por ello, no es raro que las iniciativas en materia energética sean para fortalecer a Pemex, claro, dejando fuera la libre competencia y quizá los compromisos contractuales adquiridos y ambientales. Sin embargo, también la adjudicación directa es sinónimo de robar.
Cuando habla de “retorcerle el pescuezo a la gallina de los huevos de oro”, se refiere a Pemex y a la industria eléctrica; donde hace una referencia histórica de los millares de fraudes en este sector y como “los grandes empresarios” se enriquecieron a costa de los beneficios de nuestro territorio.
Pero, también seguir con planes no ambientales, y no reconocer y conocer las finanzas del sector para invertir en obras contradictorias, nos lleva a mantener gasolinas caras y malas; quizá sí podemos pensar en otro tipo de energías, en un México alumbrado, conectado y con bienestar.
La promesa del presidente fue “RESCATAR AL ESTADO”, pero en muchos sentidos lo olvidó.
Usted lo mencionó “México no logrará ningún cambio positivo si los poderes de la unión y las instituciones continúan al servicio de unos cuantos”; entonces por qué presionar a la SCJN, al INE, al Inai y demoler todo en el Poder Legislativo y del Poder Judicial… ni hablar, no hay Fiscal.
El presidente está por cumplir, a los 3 años de su gobierno, sus reformas estructurales, que son la laboral, la educativa y la energética… y está en la mira la reforma fiscal y judicial; ambas de la que necesitará una mayoría en Diputados para poder transitar; pero expresó que no será una imposición y que se consultará, reformas donde se simuló la consulta en los recintos legislativos.
También expresó “respeto absoluto a las decisiones del Congreso y a la libertad de prensa”, palabras escritas y que se ha demostrado que no cumplió.
Presidente, vienen los 3 años restantes, y pueden ser los peores o los mejores para usted y para nosotros; no lo digo yo, lo dice la historia. Los presidentes se mantienen o caen, pero no mejoran en sus últimos tres años.
Presidente, todavía está a tiempo, le recomiendo el libro, se llama “2018, la salida”; sobre todo la parte de la “decadencia” y después tome una decisión, ser el personaje del libro o los malos que narró el autor.
Mario A. Zapata
Twitter: @MarioAZapataB
Imagen: lopezobrador.org.mx