Suprema Corte, el contrapeso necesario
enero 7, 2019El poder público en México se encuentra depositado en distintos individuos o corporaciones, de acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; en principio, en los tres poderes de la Unión: el Ejecutivo, el Presidente de la República; el Legislativo, la Cámara de Diputados y el Senado de la República; y el Judicial, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), los Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y los Juzgados de Distrito. Por otro lado, contamos con órganos constitucionales autónomos, encargados de funciones especializadas del Estado.
La discusión pública, tradicionalmente se ha centrado en el Poder Ejecutivo, el Presidente de la República, que es Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, quien asume la representación del Estado Mexicano, pero que es, también, la cabeza de la administración pública federal y quien ejecuta los recursos públicos de la Federación.
Asimismo, el Poder Legislativo, que se encuentra depositado en ambas cámaras del Congreso de la Unión, particularmente los diputados, han sido cuestionados por la opinión pública por los pocos o pobres resultados que entregan con su trabajo legislativo. De acuerdo a la encuesta México: confianza en instituciones 2018, de Consulta Mitofsky, los partidos políticos, los diputados y la Presidencia se encuentran en el nivel más bajo de la tabla, con una calificación de 5.1, los senadores ligeramente arriba con 5.3.
La Suprema Corte es el órgano más visible del Poder Judicial, porque además cumple la función de Tribunal Constitucional; su Presidente asume su representación y la del Poder Judicial en las actividades públicas.
Las últimas semanas el Poder Judicial ha sido protagonista de la discusión pública, de manera particular la Suprema Corte y sus Ministros; primero por el enfrentamiento con el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por la Ley de Remuneraciones, la suspensión del Ministro Alberto Pérez Dayán y la negativa de los miembros del Poder Judicial a reducir sus salarios.
Posteriormente la designación de un Ministro que sustituiría a José Ramón Cossío Díaz; el Presidente López Obrador envió una terna de allegados a él y a su partido; la designación recaería en Juan Luis González Alcántara Carrancá, Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal durante la administración de AMLO como Jefe de Gobierno.
Finalmente, la elección del Presidente de la SCJN, quien sustituiría a Luis María Aguilar Morales. El encargo recayó en Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Se ha dicho que es amigo personal del Presidente López Obrador, pero en sus antecedentes como Ministro ha dado muestras de un trabajo profesional e independiente.
La tarea de la Corte, así como del Poder Judicial en su conjunto, más allá de las filias o fobias personales de cada uno de sus integrantes, es funcionar como un contrapeso real del Poder Ejecutivo, ante el servilismo del Legislativo hacia el inquilino de Palacio Nacional. Se espera mucho del Poder Judicial, mucho más de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y en momentos en los que los estadistas escasean, el Ministro Zaldívar está llamado a encabezar el imperio de la justicia.
LA CUADRATURA
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